El camino de la maternidad no es uno precisamente sencillo. Es un recorrido de crestas y valle que incluye –en muchas ocasiones– sentir una profunda tristeza e incapacidad para hacerte cargo de tu hijo y de ti misma luego del embarazo.
Al intentar hacer esta columna pensé tomar el camino habitual y preguntarle a expertos en la salud sus opinionesy conocimientos sobre el tema, pero en esta ocasión me decanté por otro camino: preguntar a varias mujeres de mi entorno cercano cómo fue su experiencia postnatal, tanto en lo personal como en lo marital. Todas ellas me dijeron haber atravesado una mezcla de emociones agridulces, entre el miedo de hacerle daño a su recién nacido por sentir ineptitud de ser madres primerizas, así como un cansancio seguido de breves momentos de júbilo. Entonces, si hemos evolucionado tanto en otros temas y asuntos que resultan algo menos relevantes que la concepción y la familia, ¿por qué seguimos dándole el mismo tratamiento a la maternidad, endulcolorándola?
Mariana Alcaraz, 45 años
“Cuando fui madre por segunda ocasión, pensé que sería superfácil en comparación a mi primer embarazo. La verdad es que me enfrenté al capítulo más oscuro y debilitante de mi vida. Estaba irritable, agotada y muy triste. No me calentaba el sol. Estaba sola, tenía que hacer de comer, llevar a mi hijo mayor a la escuela, etcétera. Cuando pedía ayuda, mi suegra y cuñadas me decían que no era para tanto, que ya tenía experiencia del embarazo pasado. Para mi sorpresa duré, ocho meses sintiéndome así de mal”.
Díana Guerrero, 27 años
“Esperaba con muchas ansias a mi hijo, nunca había sido madre y todo me emocionaba. Fue un proceso donde el cuerpo cambia por completo y las hormonas juegan a favor y en contra de ti. No obstante, poco antes de dar a luz, yo parecía Magdalena, lloraba por todo, mi familia me decía que era normal, pero yo no lo creía. Después del nacimiento de Bruno, mi llanto se intensificó aún más, no quería ni agarrar al bebé y sentí un ligero rechazo por mi niño. Por fortuna, mi marido me ayudó muchísimo, pero tuvieron que pasar tres semanas para que pudiera estabilizar mis sentimientos. Le agradezco mucho a mi maestra de yoga que me ayudara a canalizar mi tristeza posnatal, porque de otra forma hubiera sido más prolongada”.
Ángeles Payán, 68 años
“Es muy normal sentirse triste y devastada después de dar a luz. El sufrimiento no acaba cuando nace la criatura, más bien se potencia, lo único que te impulsa es que ese pequeño ser te necesita porque es completamente vulnerable. Yo estuve deprimida poco tiempo, el agotamiento fue mayor que las sensaciones de melancolía. Les recomendaría a todas las madres que hablen de sus emociones con personas empáticas que hayan vivido esto. No te hace mala madre querer salir corriendo de tu casa y no volver, pide ayuda, date tiempo de calidad y busca volver a la normalidad”.
Reconoce tus emociones
A diferencia de lo que pensabas, no estás sola en este periodo. De acuerdo con datos de la Mayo Clinic en EE. UU., más del 50 % de las mujeres experimentan síntomas de tristeza o desgano después del parto, síntomas que pueden prolongarse hasta dos o tres semanas.
No obstante, el famoso síndrome Baby Blues o melancolía posparto no debe confundirse con depresión posparto, ya que la segunda es mucho más grave y duradera. Factores como las alteraciones hormonales, así como la influencia del entorno (positivo o negativo), pueden afectar directamente la forma en que una mujer responde durante su embarazo y alumbramiento.
Recuerda que tu cuerpo vive un cóctel de emociones. Cada gestación es única, por lo cual es recomendable no comparar tu proceso con el de otras, ni viceversa. Solo ten presente que estos síntomas son transitorios, a la par de autolimitados. No desesperes, son sensaciones extremadamente comunes en el período perinatal; solo que antes no se hablaba mucho de ello.
La tristeza también se contagia
Aunque no lo creas, las emociones que circulan por tu psique pueden transmitirse también a tu pareja, ya que el ambiente en el que habitan está impregnado de las hormonas del embarazo, lo cual, de forma interior, afecta su desempeño cotidiano, para bien o para mal.
Esto se debe a que circunstancias como la falta de sueño, el estrés doméstico y laboral pueden alcanzar al cónyuge. “En el caso de los hombres, los niveles de testosterona pueden disminuir y los niveles de estrógeno pueden aumentar en los nuevos padres, mientras que en las mujeres, hormonas como el cortisol, la vasopresina y la prolactina pueden aumentar. Todos estos cambios hormonales aceleran la depresión y la ansiedad si no se tratan a tiempo”, afirma Jonas Arévalos, ginecólogo del Hospital Puebla.
Rasgos más comunes
★ Irritabilidad.
★ Deseo de estar a solas.
★ Incapacidad para tomar decisiones.
★ Problemas para descansar o dormir.
★ Falta de interés en el pasatiempos o trabajo (o. por el contrario, volverse adicto al trabajo).
Finalmente, ¿cómo puedo salir del paso?
La melancolía posparto suele desaparecer por sí sola, sin tratamiento, pero requiere de hacer los ajustes correctos para que tanto tú como tu pareja se sientan mejor cuanto antes.
★ Es difícil, pero intenta dormir tanto como puedas.
★ Date baños de sol, su calor te vigoriza al instante.
★ Come alimentos saludables y haz ejercicio o estiramientos en la medida de lo posible, todo ello puede ayudar a reducir el estrés que vives por ahora.
★ Toma tiempo para ti misma, pídele a alguien de confianza que cuide a tu bebé para que puedas salir de casa, hacer las compras o lo que sea que te ayude a recuperar tu rutina. ★








El camino de la maternidad no es uno precisamente sencillo. Es un recorrido de crestas y valle que incluye –en muchas ocasiones– sentir una profunda tristeza e incapacidad para hacerte cargo de tu hijo y de ti misma luego del embarazo.
Al intentar hacer esta columna pensé tomar el camino habitual y preguntarle a expertos en la salud sus opinionesy conocimientos sobre el tema, pero en esta ocasión me decanté por otro camino: preguntar a varias mujeres de mi entorno cercano cómo fue su experiencia postnatal, tanto en lo personal como en lo marital. Todas ellas me dijeron haber atravesado una mezcla de emociones agridulces, entre el miedo de hacerle daño a su recién nacido por sentir ineptitud de ser madres primerizas, así como un cansancio seguido de breves momentos de júbilo. Entonces, si hemos evolucionado tanto en otros temas y asuntos que resultan algo menos relevantes que la concepción y la familia, ¿por qué seguimos dándole el mismo tratamiento a la maternidad, endulcolorándola?
Mariana Alcaraz, 45 años
“Cuando fui madre por segunda ocasión, pensé que sería superfácil en comparación a mi primer embarazo. La verdad es que me enfrenté al capítulo más oscuro y debilitante de mi vida. Estaba irritable, agotada y muy triste. No me calentaba el sol. Estaba sola, tenía que hacer de comer, llevar a mi hijo mayor a la escuela, etcétera. Cuando pedía ayuda, mi suegra y cuñadas me decían que no era para tanto, que ya tenía experiencia del embarazo pasado. Para mi sorpresa duré, ocho meses sintiéndome así de mal”.
Díana Guerrero, 27 años
“Esperaba con muchas ansias a mi hijo, nunca había sido madre y todo me emocionaba. Fue un proceso donde el cuerpo cambia por completo y las hormonas juegan a favor y en contra de ti. No obstante, poco antes de dar a luz, yo parecía Magdalena, lloraba por todo, mi familia me decía que era normal, pero yo no lo creía. Después del nacimiento de Bruno, mi llanto se intensificó aún más, no quería ni agarrar al bebé y sentí un ligero rechazo por mi niño. Por fortuna, mi marido me ayudó muchísimo, pero tuvieron que pasar tres semanas para que pudiera estabilizar mis sentimientos. Le agradezco mucho a mi maestra de yoga que me ayudara a canalizar mi tristeza posnatal, porque de otra forma hubiera sido más prolongada”.
Ángeles Payán, 68 años
“Es muy normal sentirse triste y devastada después de dar a luz. El sufrimiento no acaba cuando nace la criatura, más bien se potencia, lo único que te impulsa es que ese pequeño ser te necesita porque es completamente vulnerable. Yo estuve deprimida poco tiempo, el agotamiento fue mayor que las sensaciones de melancolía. Les recomendaría a todas las madres que hablen de sus emociones con personas empáticas que hayan vivido esto. No te hace mala madre querer salir corriendo de tu casa y no volver, pide ayuda, date tiempo de calidad y busca volver a la normalidad”.
Reconoce tus emociones
A diferencia de lo que pensabas, no estás sola en este periodo. De acuerdo con datos de la Mayo Clinic en EE. UU., más del 50 % de las mujeres experimentan síntomas de tristeza o desgano después del parto, síntomas que pueden prolongarse hasta dos o tres semanas.
No obstante, el famoso síndrome Baby Blues o melancolía posparto no debe confundirse con depresión posparto, ya que la segunda es mucho más grave y duradera. Factores como las alteraciones hormonales, así como la influencia del entorno (positivo o negativo), pueden afectar directamente la forma en que una mujer responde durante su embarazo y alumbramiento.
Recuerda que tu cuerpo vive un cóctel de emociones. Cada gestación es única, por lo cual es recomendable no comparar tu proceso con el de otras, ni viceversa. Solo ten presente que estos síntomas son transitorios, a la par de autolimitados. No desesperes, son sensaciones extremadamente comunes en el período perinatal; solo que antes no se hablaba mucho de ello.
La tristeza también se contagia
Aunque no lo creas, las emociones que circulan por tu psique pueden transmitirse también a tu pareja, ya que el ambiente en el que habitan está impregnado de las hormonas del embarazo, lo cual, de forma interior, afecta su desempeño cotidiano, para bien o para mal.
Esto se debe a que circunstancias como la falta de sueño, el estrés doméstico y laboral pueden alcanzar al cónyuge. “En el caso de los hombres, los niveles de testosterona pueden disminuir y los niveles de estrógeno pueden aumentar en los nuevos padres, mientras que en las mujeres, hormonas como el cortisol, la vasopresina y la prolactina pueden aumentar. Todos estos cambios hormonales aceleran la depresión y la ansiedad si no se tratan a tiempo”, afirma Jonas Arévalos, ginecólogo del Hospital Puebla.
Rasgos más comunes
★ Irritabilidad.
★ Deseo de estar a solas.
★ Incapacidad para tomar decisiones.
★ Problemas para descansar o dormir.
★ Falta de interés en el pasatiempos o trabajo (o. por el contrario, volverse adicto al trabajo).
Finalmente, ¿cómo puedo salir del paso?
La melancolía posparto suele desaparecer por sí sola, sin tratamiento, pero requiere de hacer los ajustes correctos para que tanto tú como tu pareja se sientan mejor cuanto antes.
★ Es difícil, pero intenta dormir tanto como puedas.
★ Date baños de sol, su calor te vigoriza al instante.
★ Come alimentos saludables y haz ejercicio o estiramientos en la medida de lo posible, todo ello puede ayudar a reducir el estrés que vives por ahora.
★ Toma tiempo para ti misma, pídele a alguien de confianza que cuide a tu bebé para que puedas salir de casa, hacer las compras o lo que sea que te ayude a recuperar tu rutina. ★