Max Mara nos invitó a vivir una mañana mágica en su boutique de Artz Pedregal, al sur de la Ciudad de México, para celebrar la llegada de su nueva colección Primavera/Verano 2025. En un ambiente cuidadosamente curado, que fusionó el lujo sutil de la marca italiana con el compromiso social, pudimos platicar con Francesca Tinghi, directora de Relaciones Públicas Max Mara en México sobre esta experiencia única que celebró tanto la moda como la responsabilidad social.
Inspirada por los comerciantes del siglo XIV, especialmente en la figura de Marco Polo, la colección se convierte en un puente entre culturas y épocas. Max Mara nos lleva de la mano a través de una narrativa visual en la que la opulencia y la tradición se entrelazan con una visión moderna de la moda. La colección despliega una serie de estampados florales, ricos tejidos y patrones que evocan las enseñanzas filosóficas del Yin y Yang, del pensamiento hindú y zoroástrico, simbolizando el equilibrio entre lo oriental y lo occidental, entre el pasado y el presente.
“La colaboración con Gatos Pingos y Albergue San Cristóbal es un reflejo claro del compromiso de Max Mara con la responsabilidad social y el bienestar comunitario, principios que son parte integral de su identidad y ética de marca. Conocida por su respeto hacia la naturaleza y su uso de materiales sostenibles, Max Mara ve estas iniciativas no solo como una extensión de sus valores, sino también como una manifestación de su filosofía holística: cuidar del entorno y de los seres vivos que lo habitan. Este enfoque, tan consciente y responsable, resuena profundamente con su clientela, que hoy valora más que nunca las marcas que operan con un propósito claro y un verdadero compromiso hacia el bienestar social y ambiental. Para Max Mara, la moda es mucho más que un acto de belleza; es un vehículo para el cambio positivo, un reflejo de la conciencia colectiva que define a las nuevas generaciones de consumidores”, comenta Francesca acerca de cómo se unió la marca con el bienestar animal.
Las prendas, cuidadosamente confeccionadas, dan vida a esta historia de exploración y encuentro. Los colores camel, blanco y negro abren paso a la sutileza de las sedas en tonos que remiten a los tejidos traídos de Cathay o Constantinopla, lugares tan exóticos como los relatos de Marco Polo. Cada pieza es un homenaje a la maestría artesanal que ha distinguido a Max Mara durante más de siete décadas, con siluetas fluidas, detalles meticulosamente bordados a mano y acabados perfectos que invitan al detalle sin perder la sofisticación.
Lo que hace aún más especial este evento es la alianza con causas que tocan el corazón. Como parte de su responsabilidad social, Max Mara destinó un porcentaje de las ventas de la mañana a dos fundaciones mexicanas dedicadas al bienestar animal: Gatos Pingos, que protege a los felinos más vulnerables, y el Albergue San Cristóbal, que brinda refugio y cuidados a perros en situación de calle. Una iniciativa que no solo visibiliza la nobleza de la causa, sino que demuestra cómo la moda puede ser también un vehículo para el cambio social.
“Conozco personalmente a las fundaciones Gatos Pingos y Albergue San Cristóbal, y me consta el enorme trabajo que realizan: Gatos Pingos no solo da refugio a más de 200 gatos, sino que también lleva a cabo un programa de captura y esterilización para frenar la proliferación de felinos en situación de calle, mientras que Albergue San Cristóbal alberga a más de 600 perros rescatados, proporcionándoles atención, alimento y cuidados diarios. Ambas organizaciones dependen completamente de donativos y realizan una labor fundamental para abordar la sobrepoblación y el maltrato animal. En un país donde la concientización sobre la adopción responsable frente a la compra sigue siendo urgente, estas iniciativas son esenciales para cambiar la mentalidad colectiva y promover un enfoque ético y respetuoso hacia los animales, especialmente frente a los criaderos ilegales. Como testigo directo de su trabajo, sé que cada donativo se invierte de manera efectiva en el bienestar de los animales, por lo que continuaré apoyándolas en su valiosa labor”, recalca Tinghi sobre lo importante que es esta fusión entre la moda y la responsabilidad social.
La boutique, con su diseño contemporáneo, sirvió de escenario para esta celebración que fue mucho más que un desfile de moda: fue una verdadera experiencia sensorial, donde cada rincón reflejaba la elegancia tranquila de Max Mara. En un ambiente donde la sofisticación y la calidez se entrelazaban, los asistentes no solo disfrutaron de la belleza de las prendas, sino también de una jornada de reflexión y empatía, donde el lujo se fusionó con la conciencia social.
“Max Mara ha estado comprometida con causas benéficas durante más de 20 años, brindando apoyo a organizaciones como Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, I.A.P.. En esta ocasión, damos un paso importante al sumarnos por primera vez a dos fundaciones dedicadas a la defensa, adopción y cuidado de animales en situación de calle. Este nuevo enfoque refleja la continuidad de nuestra labor solidaria y, como siempre, está profundamente alineado con nuestros valores y ética, que nos impulsan a contribuir positivamente al bienestar de la comunidad y del entorno que nos rodea”, continúa la directora de relaciones públicas sobre el amplio historial de Max Mara en el ámbito filantrópico.
Max Mara, una marca que en sus más de 70 años ha sabido reinventarse sin perder su esencia, sigue siendo un referente de la moda femenina que va más allá de las tendencias: una marca que entiende la verdadera elegancia, esa que no solo se ve, sino que se siente. Con esta colección Primavera/Verano 2025, Max Mara reafirma su legado, su visión y su capacidad para trascender generaciones con una oferta que habla tanto al intelecto como al corazón.
La colección Primavera/Verano 2025 ya está disponible en todas las boutiques de Max Mara en México.
Max Mara nos invitó a vivir una mañana mágica en su boutique de Artz Pedregal, al sur de la Ciudad de México, para celebrar la llegada de su nueva colección Primavera/Verano 2025. En un ambiente cuidadosamente curado, que fusionó el lujo sutil de la marca italiana con el compromiso social, pudimos platicar con Francesca Tinghi, directora de Relaciones Públicas Max Mara en México sobre esta experiencia única que celebró tanto la moda como la responsabilidad social.
Inspirada por los comerciantes del siglo XIV, especialmente en la figura de Marco Polo, la colección se convierte en un puente entre culturas y épocas. Max Mara nos lleva de la mano a través de una narrativa visual en la que la opulencia y la tradición se entrelazan con una visión moderna de la moda. La colección despliega una serie de estampados florales, ricos tejidos y patrones que evocan las enseñanzas filosóficas del Yin y Yang, del pensamiento hindú y zoroástrico, simbolizando el equilibrio entre lo oriental y lo occidental, entre el pasado y el presente.
“La colaboración con Gatos Pingos y Albergue San Cristóbal es un reflejo claro del compromiso de Max Mara con la responsabilidad social y el bienestar comunitario, principios que son parte integral de su identidad y ética de marca. Conocida por su respeto hacia la naturaleza y su uso de materiales sostenibles, Max Mara ve estas iniciativas no solo como una extensión de sus valores, sino también como una manifestación de su filosofía holística: cuidar del entorno y de los seres vivos que lo habitan. Este enfoque, tan consciente y responsable, resuena profundamente con su clientela, que hoy valora más que nunca las marcas que operan con un propósito claro y un verdadero compromiso hacia el bienestar social y ambiental. Para Max Mara, la moda es mucho más que un acto de belleza; es un vehículo para el cambio positivo, un reflejo de la conciencia colectiva que define a las nuevas generaciones de consumidores”, comenta Francesca acerca de cómo se unió la marca con el bienestar animal.
Las prendas, cuidadosamente confeccionadas, dan vida a esta historia de exploración y encuentro. Los colores camel, blanco y negro abren paso a la sutileza de las sedas en tonos que remiten a los tejidos traídos de Cathay o Constantinopla, lugares tan exóticos como los relatos de Marco Polo. Cada pieza es un homenaje a la maestría artesanal que ha distinguido a Max Mara durante más de siete décadas, con siluetas fluidas, detalles meticulosamente bordados a mano y acabados perfectos que invitan al detalle sin perder la sofisticación.
Lo que hace aún más especial este evento es la alianza con causas que tocan el corazón. Como parte de su responsabilidad social, Max Mara destinó un porcentaje de las ventas de la mañana a dos fundaciones mexicanas dedicadas al bienestar animal: Gatos Pingos, que protege a los felinos más vulnerables, y el Albergue San Cristóbal, que brinda refugio y cuidados a perros en situación de calle. Una iniciativa que no solo visibiliza la nobleza de la causa, sino que demuestra cómo la moda puede ser también un vehículo para el cambio social.
“Conozco personalmente a las fundaciones Gatos Pingos y Albergue San Cristóbal, y me consta el enorme trabajo que realizan: Gatos Pingos no solo da refugio a más de 200 gatos, sino que también lleva a cabo un programa de captura y esterilización para frenar la proliferación de felinos en situación de calle, mientras que Albergue San Cristóbal alberga a más de 600 perros rescatados, proporcionándoles atención, alimento y cuidados diarios. Ambas organizaciones dependen completamente de donativos y realizan una labor fundamental para abordar la sobrepoblación y el maltrato animal. En un país donde la concientización sobre la adopción responsable frente a la compra sigue siendo urgente, estas iniciativas son esenciales para cambiar la mentalidad colectiva y promover un enfoque ético y respetuoso hacia los animales, especialmente frente a los criaderos ilegales. Como testigo directo de su trabajo, sé que cada donativo se invierte de manera efectiva en el bienestar de los animales, por lo que continuaré apoyándolas en su valiosa labor”, recalca Tinghi sobre lo importante que es esta fusión entre la moda y la responsabilidad social.
La boutique, con su diseño contemporáneo, sirvió de escenario para esta celebración que fue mucho más que un desfile de moda: fue una verdadera experiencia sensorial, donde cada rincón reflejaba la elegancia tranquila de Max Mara. En un ambiente donde la sofisticación y la calidez se entrelazaban, los asistentes no solo disfrutaron de la belleza de las prendas, sino también de una jornada de reflexión y empatía, donde el lujo se fusionó con la conciencia social.
“Max Mara ha estado comprometida con causas benéficas durante más de 20 años, brindando apoyo a organizaciones como Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, I.A.P.. En esta ocasión, damos un paso importante al sumarnos por primera vez a dos fundaciones dedicadas a la defensa, adopción y cuidado de animales en situación de calle. Este nuevo enfoque refleja la continuidad de nuestra labor solidaria y, como siempre, está profundamente alineado con nuestros valores y ética, que nos impulsan a contribuir positivamente al bienestar de la comunidad y del entorno que nos rodea”, continúa la directora de relaciones públicas sobre el amplio historial de Max Mara en el ámbito filantrópico.
Max Mara, una marca que en sus más de 70 años ha sabido reinventarse sin perder su esencia, sigue siendo un referente de la moda femenina que va más allá de las tendencias: una marca que entiende la verdadera elegancia, esa que no solo se ve, sino que se siente. Con esta colección Primavera/Verano 2025, Max Mara reafirma su legado, su visión y su capacidad para trascender generaciones con una oferta que habla tanto al intelecto como al corazón.
La colección Primavera/Verano 2025 ya está disponible en todas las boutiques de Max Mara en México.