Quien se dedica al contenido web sabe que antes de desnudar su piel debe empezar por su alma. Es el caso de Carolina Díaz, revelación de internet: tras una serie de videos, podcasts y selfies ha construido un poderoso discurso de realización individual, basado en el apetito de trascender a pesar de las barreras.
Crupieres, dealers y cholos son algunos de los elementos diarios en la cultura del casino y la vida nocturna de Tijuana, componentes cáusticos para un territorio de apenas 637 km2 al norte de México, que tiene la fama de ser la madre de todos los vicios y el puente hacia diferentes niveles del cielo.
No obstante, Tijuana no solo es un lugar para probar suerte en términos de apuestas o buscar aventuras de todos los talantes, sino que también es ese lugar en el cual personas con grandes ambiciones personales son capaces de madurar y materializar sus propósitos. Así lo hizo la famosa TikToker mexicana Carolina Díaz de 29 años de edad, quien antes de ser un astro de las redes sociales se incorporó a la vibrante escena local, trabajando como dealer de casino para pagarse sus estudios y ayudar en casa. En tal oportunidad, ella pudo percatarse cómo está constituida la naturaleza humana: siempre en necesidad de estímulos fuertes, la búsqueda de la fortuna, así como el inmenso deseo de aplacar la tristeza interior, aunque sea por un momento cuando más abandonada o desposeída se siente.
“De mis años como dealer de casino (asesora de apuestas) aprendí lo que no te imaginas de la gente y los deportes, dos cosas que siempre me han interesado. Pero fue ahí donde perfeccioné mis conocimientos en temas relacionados con las carreras de galgos, caballos, beisbol, fútbol, basquet y la psique humana, en general. En esos días dormía poco, estudiaba mucho y juntaba todo lo que podía para aportar en casa. Y creo que de alguna manera todos los bajacalifornianos compartimos ese contexto en mayor o menor medida, ya sea realizando cosas de turismo, entretenimiento o similares”, apunta la joven con más de 8 millones de seguidores, mismos que diariamente comentan, guardan y comparten su contenido en diferentes canales web.
Estrella CAROLINA DÍAZ
Fotografías CHRISTOPHER ARMENTA
Peinado y maquillaje YANEL ROGO M. PAYÁN
Estilismo MICHEL MEDINA MARTÍNEZ
Texto CAROLINA M. PAYÁN
Corrección de estilo JOSÉ ANTONIO BLASCO C.
La vida después del online / offline
En ese sentido, ella y una pléyade más de influencers de su generación –como Sergio Avalos (artista visual), Desi (instablogger), Gustavo Morales (bailarín gogó) o Samay Ramírez (porrista de los Toros de Tijuana)–, nos ofrecen grandes brochazos de las distintas escenas que representan sentir y vivir en “tierra caliente”, ya sea a través de la cultura del deporte, apoyando a la variopinta afición tijuanense –entre Xolos, Toros y Zonkeys (fútbol, beisbol y basquetbol) respectivamente–, o bien por medio de su candente industria del entretenimiento, la cual incluye casinos en todas partes, antros goth en pleno Centro Histórico, bares de ultralujo en la Zona Dorada, hasta las fiestas clandestinas de sonideros en colonias populares como Camino Verde.
Todas ellas son caras de un mismo prisma multicultural rico en experiencias. “Tijuana va amplificar lo que traes dentro: si lo que buscas es vicio o virtud, esta ciudad tiene para dar y regalar a manos llenas”, comenta la también comunicóloga, quien en su experiencia el sabor de barrio no es una promesa aquí, sino una realidad.
“Yo crecí en una colonia ‘difícil’, El Florido, del cual es fácil enterarse rápidamente, porque los noticieros siempre reportan algún tipo de daño o robo. Sin embargo, en lo personal nunca viví algún altercado, más bien lo contrario, la gente es muy linda, metida en su negocio, jamás husmeando en el de los demás. Al vivir en zonas como estas debes aprender a leer los códigos y respetarlos desde muy chico. Los graffitis no son meras letras o rayones sin sentidos, son avisos puntuales de pandillas o clanes que avisan a los habitantes quiénes mandan en la demarcación y cómo lo hacen. Si bien puede sonar aterrador, la verdad es que no. Cualquier vecindario posee sus propios lenguajes, solo que en algunos lugares son más sutiles que en otros, como lo expresa la ‘teoría de la cultura invisible’, es decir: valores, formas de expresarse, tradiciones, etcétera. Por esto no me increpa en lo absoluto decir que soy chica de barrio, porque de alguna manera todos lo somos”, expresa Carolina.
Al contar con esta y otra clase de herramientas ha podido desenvolverse en ambientes tan disímiles entre ellos, como lo pueden ser la mezquita Sheikh Zayed en Dubai o las calles concurridas de la Ciudad de México, en búsqueda de la licuachela perfecta fluyendo sin mayor problema.
Abrazar el “sueño mexicano”
Aceptémoslo: el american dream, con el que los medios nos criaron, ha muerto. Desde hace mucho tiempo, el vecino del norte está rebasado en todas sus instituciones, echando la culpa de todos sus desequilibrios a los migrantes, mismos que son la base de su grandeza y por los cuales su sociedad se ha sostenido por y a pesar de ellos.
Cientos de personas –entre expats, migrantes y los propios mexicanos– son cada vez más conscientes sobre la posibilidad de realización individual y grupal en este lado de la frontera. Prueba de ello es la cantidad de creadores, desarrolladores y empresarios web que día con día han hecho de la nación azteca su segundo hogar.
Con mayor frecuencia, gente de latitudes tan remotas como Odesa, Ucrania o Asad en Pakistán se ilusionan con la sola idea conocer las pirámides de Teotihuacan, recorrer el Caribe mexicano o probar quizá unos ricos tacos de pastor con mucha piña y salsa verde. Esto se debe en gran medida a la labor de exposición y documentación que realizan centenares de influencers todos los días, que al igual que Carolina Díaz se esfuerzan en compartir su aproximación a nuestra cultura local desde un enfoque fresco y natural.
“México ya despertó de su aletargamiento. Ya nos dimos cuenta de que podemos ser muy felices en este suelo y eso se contagia. Los usuarios de redes sociales tienen fiebre por México, su gente, comida, tradiciones y artesanías, lo cual es muy esperanzador porque hay espacio para todos. Ello nos empuja como creadores web a pensar nuevas narrativas que alimenten la curiosidad por este y otros te- mas. Un influencer es muy parecido a un guardián de portales. Abres el cerrojo a dimensiones insospechadas para personas que difícilmente podrían conocerlas, si no fuera a través de tus ojos y experiencias”, concluye la también amante de las artes e historia, quien no duda en valerse de estos aspectos para inyectarle contenido de valor a su reels.
Avatares preciosos y espejos rotos
Popularmente se suele decir que nada en esta vida es coincidencia o fortuito. Prueba de ello es la pujante carrera de Díaz en medios convencionales y digitales: al haber estado en contacto desde muy temprana edad con las diferentes tribus urbanas, aunadas a la avasallante industria del cine que interconecta a los estudios Churubusco de México con los de la meca del cine en Hollywood, el camino natural hacia la industria de los medios masivos de comunicación era más que evidente. Le preguntamos a la también excreadora de contenidos de Badabun si todo en la vida de un tiktoker son daikiris de fresa, viajes exóticos, regalos y mimos.
“La verdad es que no. Así como tú, hay millares de personas intentando hacerse de un nombre en la red. Se planea muchísimo antes de sacar un reel de 60 segundos; la posproducción es de lo más tedioso que puede haber. Sin embargo, quizá algo peor que todo ello es perderle el miedo al papel en blanco y planear una escena antes que ponerse frente las cámaras”, expresa la también portavoz de Victoria Secret, quien antes de ser un fenómeno de las redes sociales dedicó largas horas de estudio, trabajo y entrenamiento físico para colocarse en el panorama mundial.
“Para ser influencer se requiere agallas, no queda de otra. La gente te va a juzgar por absolutamente todo: que si tu cuarto está feo, que si hablas demasiado, que si te vistes muy provocadora, en fin, te van a decir de todo, pero está en ti si escuchas sus voces o la tuya propia”, sostiene Díaz, quien en más de una ocasión ha tenido que silenciar comentarios de usuarios hostiles con su trabajo y el de otros colegas.
En ese tenor, tal y como sucediera en el episodio más mórbido de Black Mirror, Carolina nos describe como el cyberbullying es la moneda de uso más frecuente en internet por encima de los likes que suelen padecer todos los creadores digitales. “El acoso es una realidad indisoluble tras las redes sociales. La mayoría de los internautas se valen del anonimato para expresar toda clase de ideas, pues no saben distinguir entre el personaje de la pantalla y el de carne y hueso. Son dos entidades que cohabitan un mismo cuerpo, pero que no representan a la misma persona, surgiendo patrones de hostigamiento sexual o de odio tras un clic”.
Al respecto, la joven cuenta con amargura lo siguiente: “No les puedo decir la cantidad de comentarios impertinentes que recibimos las mujeres influencers en proporción a los hombres. A nosotras no solo nos piropean, lo cual se agradece siempre que no sea ofensivo, sino que nos hacen artífice de sus más fantasías y fetiches más oscuros. En más de una ocasión, varios sujetos me han mandado videos autoerotizándose y es completamente paralizante. Aunque lo reportes como usuaria en la plataforma, lo cierto es que siempre hay boquetes en las redes, filtrándose situaciones como estas”, comenta la también activista por los derechos de la mujer. No solo se ha visto inmersa en sucesos abrumadores en el mundo digital, sino también en vivo y directo, durante firmas de autógrafos en los cuales, tanto hombres maduros como jovencitos, le han susurrado a la youtuber que sus fotos y videos les han servido como material para todo tipo de onanismos.
Pero a pesar de los sinsabores que producen conductas de dicha índole, Carolina no desatiende a su querida comunidad al responder personalmente a su público más fiel. “Sepan de una vez por todas que ser una figura pública te pone en lugares de suma vulnerabilidad, pero en contrapartida te acerca a oportunidades con las que jamás soñaste, colaboraciones con gente excepcional de todos las escenas. Por ello hay que estar a la altura”, continúa la experta, próxima a cumplir 30 años el próximo agosto.
“Cualquiera tiene un chispazo de genialidad, pero para ser relevante en este negocio se requiere consistencia, ingenio y gusto por lo cambiante, porque nada es más mutable que las plataformas web”, señala la también defensora del medio ambiente. No descarta pasarse del lado de la producción fílmica como documentalista en temas de profundidad, como el peligro que corre la fauna y flora en desaparecer tras la creación de los múltiples muros fronterizos en su inútil batalla para frenar el cruce de indocumentados.
“El contacto con la calle te brinda una sensibilidad que solo los que las trotan diariamente sin juzgarlas adquieren: las llaves del mundo.”
Quien se dedica al contenido web sabe que antes de desnudar su piel debe empezar por su alma. Es el caso de Carolina Díaz, revelación de internet: tras una serie de videos, podcasts y selfies ha construido un poderoso discurso de realización individual, basado en el apetito de trascender a pesar de las barreras.
Crupieres, dealers y cholos son algunos de los elementos diarios en la cultura del casino y la vida nocturna de Tijuana, componentes cáusticos para un territorio de apenas 637 km2 al norte de México, que tiene la fama de ser la madre de todos los vicios y el puente hacia diferentes niveles del cielo.
No obstante, Tijuana no solo es un lugar para probar suerte en términos de apuestas o buscar aventuras de todos los talantes, sino que también es ese lugar en el cual personas con grandes ambiciones personales son capaces de madurar y materializar sus propósitos. Así lo hizo la famosa TikToker mexicana Carolina Díaz de 29 años de edad, quien antes de ser un astro de las redes sociales se incorporó a la vibrante escena local, trabajando como dealer de casino para pagarse sus estudios y ayudar en casa. En tal oportunidad, ella pudo percatarse cómo está constituida la naturaleza humana: siempre en necesidad de estímulos fuertes, la búsqueda de la fortuna, así como el inmenso deseo de aplacar la tristeza interior, aunque sea por un momento cuando más abandonada o desposeída se siente.
“De mis años como dealer de casino (asesora de apuestas) aprendí lo que no te imaginas de la gente y los deportes, dos cosas que siempre me han interesado. Pero fue ahí donde perfeccioné mis conocimientos en temas relacionados con las carreras de galgos, caballos, beisbol, fútbol, basquet y la psique humana, en general. En esos días dormía poco, estudiaba mucho y juntaba todo lo que podía para aportar en casa. Y creo que de alguna manera todos los bajacalifornianos compartimos ese contexto en mayor o menor medida, ya sea realizando cosas de turismo, entretenimiento o similares”, apunta la joven con más de 8 millones de seguidores, mismos que diariamente comentan, guardan y comparten su contenido en diferentes canales web.
Estrella CAROLINA DÍAZ
Fotografías CHRISTOPHER ARMENTA
Peinado y maquillaje YANEL ROGO M. PAYÁN
Estilismo MICHEL MEDINA MARTÍNEZ
Texto CAROLINA M. PAYÁN
Corrección de estilo JOSÉ ANTONIO BLASCO C.
La vida después del online / offline
En ese sentido, ella y una pléyade más de influencers de su generación –como Sergio Avalos (artista visual), Desi (instablogger), Gustavo Morales (bailarín gogó) o Samay Ramírez (porrista de los Toros de Tijuana)–, nos ofrecen grandes brochazos de las distintas escenas que representan sentir y vivir en “tierra caliente”, ya sea a través de la cultura del deporte, apoyando a la variopinta afición tijuanense –entre Xolos, Toros y Zonkeys (fútbol, beisbol y basquetbol) respectivamente–, o bien por medio de su candente industria del entretenimiento, la cual incluye casinos en todas partes, antros goth en pleno Centro Histórico, bares de ultralujo en la Zona Dorada, hasta las fiestas clandestinas de sonideros en colonias populares como Camino Verde.
Todas ellas son caras de un mismo prisma multicultural rico en experiencias. “Tijuana va amplificar lo que traes dentro: si lo que buscas es vicio o virtud, esta ciudad tiene para dar y regalar a manos llenas”, comenta la también comunicóloga, quien en su experiencia el sabor de barrio no es una promesa aquí, sino una realidad.
“Yo crecí en una colonia ‘difícil’, El Florido, del cual es fácil enterarse rápidamente, porque los noticieros siempre reportan algún tipo de daño o robo. Sin embargo, en lo personal nunca viví algún altercado, más bien lo contrario, la gente es muy linda, metida en su negocio, jamás husmeando en el de los demás. Al vivir en zonas como estas debes aprender a leer los códigos y respetarlos desde muy chico. Los graffitis no son meras letras o rayones sin sentidos, son avisos puntuales de pandillas o clanes que avisan a los habitantes quiénes mandan en la demarcación y cómo lo hacen. Si bien puede sonar aterrador, la verdad es que no. Cualquier vecindario posee sus propios lenguajes, solo que en algunos lugares son más sutiles que en otros, como lo expresa la ‘teoría de la cultura invisible’, es decir: valores, formas de expresarse, tradiciones, etcétera. Por esto no me increpa en lo absoluto decir que soy chica de barrio, porque de alguna manera todos lo somos”, expresa Carolina.
Al contar con esta y otra clase de herramientas ha podido desenvolverse en ambientes tan disímiles entre ellos, como lo pueden ser la mezquita Sheikh Zayed en Dubai o las calles concurridas de la Ciudad de México, en búsqueda de la licuachela perfecta fluyendo sin mayor problema.
Abrazar el “sueño mexicano”
Aceptémoslo: el american dream, con el que los medios nos criaron, ha muerto. Desde hace mucho tiempo, el vecino del norte está rebasado en todas sus instituciones, echando la culpa de todos sus desequilibrios a los migrantes, mismos que son la base de su grandeza y por los cuales su sociedad se ha sostenido por y a pesar de ellos.
Cientos de personas –entre expats, migrantes y los propios mexicanos– son cada vez más conscientes sobre la posibilidad de realización individual y grupal en este lado de la frontera. Prueba de ello es la cantidad de creadores, desarrolladores y empresarios web que día con día han hecho de la nación azteca su segundo hogar.
Con mayor frecuencia, gente de latitudes tan remotas como Odesa, Ucrania o Asad en Pakistán se ilusionan con la sola idea conocer las pirámides de Teotihuacan, recorrer el Caribe mexicano o probar quizá unos ricos tacos de pastor con mucha piña y salsa verde. Esto se debe en gran medida a la labor de exposición y documentación que realizan centenares de influencers todos los días, que al igual que Carolina Díaz se esfuerzan en compartir su aproximación a nuestra cultura local desde un enfoque fresco y natural.
“México ya despertó de su aletargamiento. Ya nos dimos cuenta de que podemos ser muy felices en este suelo y eso se contagia. Los usuarios de redes sociales tienen fiebre por México, su gente, comida, tradiciones y artesanías, lo cual es muy esperanzador porque hay espacio para todos. Ello nos empuja como creadores web a pensar nuevas narrativas que alimenten la curiosidad por este y otros te- mas. Un influencer es muy parecido a un guardián de portales. Abres el cerrojo a dimensiones insospechadas para personas que difícilmente podrían conocerlas, si no fuera a través de tus ojos y experiencias”, concluye la también amante de las artes e historia, quien no duda en valerse de estos aspectos para inyectarle contenido de valor a su reels.
Avatares preciosos y espejos rotos
Popularmente se suele decir que nada en esta vida es coincidencia o fortuito. Prueba de ello es la pujante carrera de Díaz en medios convencionales y digitales: al haber estado en contacto desde muy temprana edad con las diferentes tribus urbanas, aunadas a la avasallante industria del cine que interconecta a los estudios Churubusco de México con los de la meca del cine en Hollywood, el camino natural hacia la industria de los medios masivos de comunicación era más que evidente. Le preguntamos a la también excreadora de contenidos de Badabun si todo en la vida de un tiktoker son daikiris de fresa, viajes exóticos, regalos y mimos.
“La verdad es que no. Así como tú, hay millares de personas intentando hacerse de un nombre en la red. Se planea muchísimo antes de sacar un reel de 60 segundos; la posproducción es de lo más tedioso que puede haber. Sin embargo, quizá algo peor que todo ello es perderle el miedo al papel en blanco y planear una escena antes que ponerse frente las cámaras”, expresa la también portavoz de Victoria Secret, quien antes de ser un fenómeno de las redes sociales dedicó largas horas de estudio, trabajo y entrenamiento físico para colocarse en el panorama mundial.
“Para ser influencer se requiere agallas, no queda de otra. La gente te va a juzgar por absolutamente todo: que si tu cuarto está feo, que si hablas demasiado, que si te vistes muy provocadora, en fin, te van a decir de todo, pero está en ti si escuchas sus voces o la tuya propia”, sostiene Díaz, quien en más de una ocasión ha tenido que silenciar comentarios de usuarios hostiles con su trabajo y el de otros colegas.
En ese tenor, tal y como sucediera en el episodio más mórbido de Black Mirror, Carolina nos describe como el cyberbullying es la moneda de uso más frecuente en internet por encima de los likes que suelen padecer todos los creadores digitales. “El acoso es una realidad indisoluble tras las redes sociales. La mayoría de los internautas se valen del anonimato para expresar toda clase de ideas, pues no saben distinguir entre el personaje de la pantalla y el de carne y hueso. Son dos entidades que cohabitan un mismo cuerpo, pero que no representan a la misma persona, surgiendo patrones de hostigamiento sexual o de odio tras un clic”.
Al respecto, la joven cuenta con amargura lo siguiente: “No les puedo decir la cantidad de comentarios impertinentes que recibimos las mujeres influencers en proporción a los hombres. A nosotras no solo nos piropean, lo cual se agradece siempre que no sea ofensivo, sino que nos hacen artífice de sus más fantasías y fetiches más oscuros. En más de una ocasión, varios sujetos me han mandado videos autoerotizándose y es completamente paralizante. Aunque lo reportes como usuaria en la plataforma, lo cierto es que siempre hay boquetes en las redes, filtrándose situaciones como estas”, comenta la también activista por los derechos de la mujer. No solo se ha visto inmersa en sucesos abrumadores en el mundo digital, sino también en vivo y directo, durante firmas de autógrafos en los cuales, tanto hombres maduros como jovencitos, le han susurrado a la youtuber que sus fotos y videos les han servido como material para todo tipo de onanismos.
Pero a pesar de los sinsabores que producen conductas de dicha índole, Carolina no desatiende a su querida comunidad al responder personalmente a su público más fiel. “Sepan de una vez por todas que ser una figura pública te pone en lugares de suma vulnerabilidad, pero en contrapartida te acerca a oportunidades con las que jamás soñaste, colaboraciones con gente excepcional de todos las escenas. Por ello hay que estar a la altura”, continúa la experta, próxima a cumplir 30 años el próximo agosto.
“Cualquiera tiene un chispazo de genialidad, pero para ser relevante en este negocio se requiere consistencia, ingenio y gusto por lo cambiante, porque nada es más mutable que las plataformas web”, señala la también defensora del medio ambiente. No descarta pasarse del lado de la producción fílmica como documentalista en temas de profundidad, como el peligro que corre la fauna y flora en desaparecer tras la creación de los múltiples muros fronterizos en su inútil batalla para frenar el cruce de indocumentados.
“El contacto con la calle te brinda una sensibilidad que solo los que las trotan diariamente sin juzgarlas adquieren: las llaves del mundo.”