Instrumento de cohesión social o burla segregacionista. Así es percibida la comunicación sin género ni etiquetas por los distintos polos de la sociedad. ¿Te animas a usarlo?
Hace algunos meses atrás, durante el confinamiento pandémico, los jóvenes debieron tomar clase en línea, vía Zoom, y una persona no binaria se identificó con el sustantivo propio “compañere”, ¿lo recuerdas?
Al instante, millones de personas reaccionaron en internet por la supuesta forma “ridícula” de representarse ante la comunidad estudiantil. Pero, ¿qué tal si esta palabra es una chispa de genialidad, completamente adecuada para una época donde las “casillas” masculino y femenino no son suficientes para describir quiénes somos, faltando otras formas nominativas donde todos quepamos? ¿O estaba en lo incorrecto “le compañere” Andra Milla? Repasemos.
Palabras que hieren y endulzan por igual
Se dice con frecuencia que el idioma español es uno de los más ricos del mundo, donde para describir un objeto, persona o lugar, es posible encontrar hasta 10 sinónimos y antónimos al detallar sus atributos.
Visto así, ¿entonces qué origina que en vez de echar mano a alguna de las millones de palabras existentes en el diccionario, solo usemos unas cuantas y de forma tan precaria? Le preguntamos a Rosa Guzmán –filóloga y académica de la Universidad Iberoamericana, Campus CDMX–, sobre tal impedimenta y esto fue lo que nos dijo: “Wittgenstein (filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, nacionalizado británico) solía decir: ‘Los límites de mi lenguaje son los de mi mundo’. Esto hace referencia al nivel de experiencia humana que puede ser comunicada en sus diferentes matices. Dicho de otro modo: quien no conoce, interactúa o amplía sus horizontes, no puede expresarse más allá de ciertos cercos lingüísticos”. Guzmán, de forma muy conciliadora, sugiere recordar literalmente aquella expresión coloquial que sugiere “Tomar las palabras de quien vienen”, pues hay gente que jamás podrá salir de tales linderos y su visión de las cosas o el mundo siempre será reducida, debido al poco intercambio de ideas fuera de su área de confort.
Sin embargo, la realidad es que las palabras mal encausadas sí lastiman y minan la percepción individual de las personas. En México, diariamente se reciben 900 quejas por discriminación ante el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), siendo los siguientes grupos los más vulnerables: indígenas (27.6 %), homosexuales (20.5 %), mujeres (9.5 %) y personas con discapacidades (9.5 %), entre otros.
★★★ El lenguaje inclusivo no se limita a pronombres personales o no agredir a los distintos grupos sociales, sino incluir a todos en la discusión ★★★
En tales recuentos, el uso más común de violencia es el uso de lenguaje peyorativo con intenciones de humillar y sobajar a tal o cual grupo de personas, por lo que, si surgen nuevos pronombres, quizá se modifiquen ciertas palabras o sean de uso exclusivo bajo un contexto, beneficiando a “todes”, lejos de “destruir” a la lengua tal como la conocemos.
“Las palabras no tienen moral en su génesis, son las personas las que cargan con odio o afecto los mensajes que se construyen, cuando se profieren tales enunciados. Lo que sí podemos hacer, en vez de lanzar comentarios incómodos, es reflexionar cómo lo que voy a decir va ser percibido por el otro”, advierte Spencer Quintana, sexólogo de la Clínica de Salud Sexual, en Massachusetts General Hospital.
De hecho, desde hace dos años, las distintas dependencias de la ONU han implementado en sus filas preguntar a sus empleados e invitados por sus pronombres personales, para comunicarse con propiedad y caminar hacia una sociedad más plural.
Otras formas de entablar diálogo
“Podemos estar en desacuerdo, pero no tenemos por qué faltarnos el respeto”, agrega Guzmán, quien –desde sus diferentes clases de asignatura– invita al alumnado y otros públicos a ser más incluyentes, ubicándonos en el lugar del otro. Esto como un guiño de crecimiento personal, más que por los nuevos códigos de etiqueta en sociedad. “Aplaudo cuando veo que, a la hora de llenar un formulario, existe la casilla ‘No binario’. Me gusta pensar que nada está escrito en piedra y que, en efecto, la lengua vive en la misma medida en que la usemos y la empleemos correctamente”. De manera que la próxima vez que estés en duda sobre cómo expresarte o referirte a alguien, con humildad acércate y pregúntale cómo le gusta ser llamado o tratado. No pierdes nada; en cambio, contribuyes mucho a la causa.
La otra forma de romper con los esquemas normativos de la lengua es citando o usando otras fuentes académicas para salir de dudas. Organismos como la Real Academia Española (RAE), pese a ser la institución principal, últimamente nos ha quedado a deber a la hora de tener dudas sobre el habla hispana, debido a que no ha evolucionado como sí lo han hecho sus hablantes en el mundo, por lo que te invitamos a revisar las fuentes académicas de tu nación para comunicarte no solo con propiedad, sino con dignidad y soltura. Por ejemplo, en México existe la Academia Mexicana de la Lengua, formada por los mejores estudiosos del idioma, o la Academia Colombiana de la Lengua, la cual –además de ser una institución muy progresista– es muy activa en temas de inclusión de todo tipo al usar la glosa común. Así mismo, la Academia Cubana de la Lengua, también estudiosa de neologismos, aforismos y más para el fomento del habla hispana.
Sopa de señas, La moderna
La fábrica de pastas alimenticias comprendió que más de seis millones de mexicanos no hablan lenguaje verbal, por lo cual creó la sopa de señas, un producto que “habla su idioma” y es socialmente responsable, amable y sabroso, permitiendo nutrirnos a todos mediante un mundo desconocido para muchos.
Diccionario inclusivo
Los temas de género nos atañen a todos, por lo cual la investigadora y escritora española Isabel Belmonte Fernández, se propuso hacer un texto pensado desde el matriarcado, en el cual se invita al lector a visibilizar las aportaciones del mundo femenino y sus aliados desde una óptica sociológica, feminista muy amena. Sin duda, un libro indispensable para las mentes curiosas. ★




Instrumento de cohesión social o burla segregacionista. Así es percibida la comunicación sin género ni etiquetas por los distintos polos de la sociedad. ¿Te animas a usarlo?
Hace algunos meses atrás, durante el confinamiento pandémico, los jóvenes debieron tomar clase en línea, vía Zoom, y una persona no binaria se identificó con el sustantivo propio “compañere”, ¿lo recuerdas?
Al instante, millones de personas reaccionaron en internet por la supuesta forma “ridícula” de representarse ante la comunidad estudiantil. Pero, ¿qué tal si esta palabra es una chispa de genialidad, completamente adecuada para una época donde las “casillas” masculino y femenino no son suficientes para describir quiénes somos, faltando otras formas nominativas donde todos quepamos? ¿O estaba en lo incorrecto “le compañere” Andra Milla? Repasemos.
Palabras que hieren y endulzan por igual
Se dice con frecuencia que el idioma español es uno de los más ricos del mundo, donde para describir un objeto, persona o lugar, es posible encontrar hasta 10 sinónimos y antónimos al detallar sus atributos.
Visto así, ¿entonces qué origina que en vez de echar mano a alguna de las millones de palabras existentes en el diccionario, solo usemos unas cuantas y de forma tan precaria? Le preguntamos a Rosa Guzmán –filóloga y académica de la Universidad Iberoamericana, Campus CDMX–, sobre tal impedimenta y esto fue lo que nos dijo: “Wittgenstein (filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, nacionalizado británico) solía decir: ‘Los límites de mi lenguaje son los de mi mundo’. Esto hace referencia al nivel de experiencia humana que puede ser comunicada en sus diferentes matices. Dicho de otro modo: quien no conoce, interactúa o amplía sus horizontes, no puede expresarse más allá de ciertos cercos lingüísticos”. Guzmán, de forma muy conciliadora, sugiere recordar literalmente aquella expresión coloquial que sugiere “Tomar las palabras de quien vienen”, pues hay gente que jamás podrá salir de tales linderos y su visión de las cosas o el mundo siempre será reducida, debido al poco intercambio de ideas fuera de su área de confort.
Sin embargo, la realidad es que las palabras mal encausadas sí lastiman y minan la percepción individual de las personas. En México, diariamente se reciben 900 quejas por discriminación ante el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), siendo los siguientes grupos los más vulnerables: indígenas (27.6 %), homosexuales (20.5 %), mujeres (9.5 %) y personas con discapacidades (9.5 %), entre otros.
★★★ El lenguaje inclusivo no se limita a pronombres personales o no agredir a los distintos grupos sociales, sino incluir a todos en la discusión ★★★
En tales recuentos, el uso más común de violencia es el uso de lenguaje peyorativo con intenciones de humillar y sobajar a tal o cual grupo de personas, por lo que, si surgen nuevos pronombres, quizá se modifiquen ciertas palabras o sean de uso exclusivo bajo un contexto, beneficiando a “todes”, lejos de “destruir” a la lengua tal como la conocemos.
“Las palabras no tienen moral en su génesis, son las personas las que cargan con odio o afecto los mensajes que se construyen, cuando se profieren tales enunciados. Lo que sí podemos hacer, en vez de lanzar comentarios incómodos, es reflexionar cómo lo que voy a decir va ser percibido por el otro”, advierte Spencer Quintana, sexólogo de la Clínica de Salud Sexual, en Massachusetts General Hospital.
De hecho, desde hace dos años, las distintas dependencias de la ONU han implementado en sus filas preguntar a sus empleados e invitados por sus pronombres personales, para comunicarse con propiedad y caminar hacia una sociedad más plural.
Otras formas de entablar diálogo
“Podemos estar en desacuerdo, pero no tenemos por qué faltarnos el respeto”, agrega Guzmán, quien –desde sus diferentes clases de asignatura– invita al alumnado y otros públicos a ser más incluyentes, ubicándonos en el lugar del otro. Esto como un guiño de crecimiento personal, más que por los nuevos códigos de etiqueta en sociedad. “Aplaudo cuando veo que, a la hora de llenar un formulario, existe la casilla ‘No binario’. Me gusta pensar que nada está escrito en piedra y que, en efecto, la lengua vive en la misma medida en que la usemos y la empleemos correctamente”. De manera que la próxima vez que estés en duda sobre cómo expresarte o referirte a alguien, con humildad acércate y pregúntale cómo le gusta ser llamado o tratado. No pierdes nada; en cambio, contribuyes mucho a la causa.
La otra forma de romper con los esquemas normativos de la lengua es citando o usando otras fuentes académicas para salir de dudas. Organismos como la Real Academia Española (RAE), pese a ser la institución principal, últimamente nos ha quedado a deber a la hora de tener dudas sobre el habla hispana, debido a que no ha evolucionado como sí lo han hecho sus hablantes en el mundo, por lo que te invitamos a revisar las fuentes académicas de tu nación para comunicarte no solo con propiedad, sino con dignidad y soltura. Por ejemplo, en México existe la Academia Mexicana de la Lengua, formada por los mejores estudiosos del idioma, o la Academia Colombiana de la Lengua, la cual –además de ser una institución muy progresista– es muy activa en temas de inclusión de todo tipo al usar la glosa común. Así mismo, la Academia Cubana de la Lengua, también estudiosa de neologismos, aforismos y más para el fomento del habla hispana.
Sopa de señas, La moderna
La fábrica de pastas alimenticias comprendió que más de seis millones de mexicanos no hablan lenguaje verbal, por lo cual creó la sopa de señas, un producto que “habla su idioma” y es socialmente responsable, amable y sabroso, permitiendo nutrirnos a todos mediante un mundo desconocido para muchos.
Diccionario inclusivo
Los temas de género nos atañen a todos, por lo cual la investigadora y escritora española Isabel Belmonte Fernández, se propuso hacer un texto pensado desde el matriarcado, en el cual se invita al lector a visibilizar las aportaciones del mundo femenino y sus aliados desde una óptica sociológica, feminista muy amena. Sin duda, un libro indispensable para las mentes curiosas. ★