Vivir entre multitudes sin formar parte de ellas

Jan 16, 2024 | Bienestar

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Exquisitamente bello

Por fin, México recibe a Pierre et Gilles. Y no, no estamos hablando de una pareja francesa que viene de vacaciones a Tulum, sino de dos artistas absolutamente icónicos cuyo trabajo ha redefinido el retrato contemporáneo con una mezcla gloriosa de fotografía, pintura, fantasía y simbolismo

Vibrante y veloz

Hay eventos que marcan la diferencia, y el pasado sábado 14 de junio vivimos uno que quedará grabado en nuestra memoria. Porsche Centre Santa Fe se transformó en el lugar ideal para todas nosotras gracias a una experiencia espectacular en torno a las legendarias 24 Horas de Le Mans

Clique

Una forma nueva de conectar personas, marcas y experiencias reales. Así nació CLIX Social, una plataforma que comenzó como una idea solidaria durante la pandemia y hoy se ha convertido en una comunidad en expansión con impacto nacional.

Serpiente sagrada

En esta conversación íntima, Sara Maldonado nos habla sobre los retos que ha enfrentado dentro y fuera del set, los momentos que marcaron su crecimiento personal y profesional, y cómo ha aprendido a honrar su autenticidad, incluso cuando el entorno parecía exigir máscaras.

Aquática

Con una visión artística y un fuerte compromiso con la sostenibilidad, esta diseñadora ha transformado el swimwear en una forma de expresión. Inspirada por la naturaleza de Cancún y la elegancia sutil, sus creaciones destacan por sus estampados únicos y versatilidad

Paloma

Hay clásicos que no pasan de moda, y luego está La Paloma: ese cóctel que se reinventó a sí mismo sin perder su esencia. Fresca, cítrica y elegantemente simple, La Paloma ha dejado de ser “esa bebida refrescante para el calor” para convertirse en un emblema de la mixología de autor

Oda sonora a la seducción

La artista mexicana Alaíde continúa dando forma al universo musical de su anticipado álbum debut con el lanzamiento de su cuarto sencillo, titulado “La Movie Completa” rodeada de talentos como el productor y músico P.LÚ, la cantante Immasoul, y el reconocido saxofonista Saxonoro

Provocador

La fusión entre el diseño radical de Rick Owens y la herencia deportiva de Converse continúa dando frutos provocadores. Esta vez, ambas marcas presentan una nueva entrega dentro de su ya célebre colaboración: el TURBOWPN Ox

Agenda Coquette | 2-5-25

Prepárate para disfrutar al máximo este fin de semana con nuestra Agenda Coquette, una guía curada con los mejores planes para consentirte, divertirte y vivir momentos memorables durante la segunda semana de mayo

Muñeca

La noche en la Ciudad de México se volvió un desfile de estilo, actitud y empoderamiento cuando Ester Expósito, la actriz española que ha conquistado pantallas y corazones, aterrizó con todo el glamour para presentar la campaña “Not A Doll” de Desigual

Detengámonos un breve momento y reflexionemos: ¿estamos perdiendo la humanidad con la que nacimos o la humanidad nace en la convivencia?

Esta y otras preguntas nos arrojan series como Sweet Home, una producción de Netflix, Corea del Sur, donde se narra la vida de un adolescente que decide recluirse en casa para evitar ser juzgado por su sociedad inmediata, la cual ha depositado –sobre él y otros jóvenes– toda clase de fetiches y metas inasibles a corta edad, orillando al protagonista hasta contemplar el suicidio como única opción, luego de que sus padres dejaran de brindarle soporte económico para su subsistencia.

¿Reveses del hiperaceleramiento económico?

Lo triste de este argumento televisivo es que no es mera ficción y, desde el colapso de la burbuja económica de Japón de los años 90, así como el de otras naciones asiáticas en ascenso, como China, India y Corea del Sur, el fenómeno sociológico llamado Hikikomori no ha hecho más que aumentar.

Sin embargo, obtener cifras precisas por parte de tales gobiernos es casi imposible, debido a que familias con hijos o hermanos hikis los esconden por motivos de oprobio. Recordemos que, en Asia, valores como el honor y el prestigio familiar son más importantes que pertenecer a tal o cual casta social. Entonces, cuando sumas tradiciones añejas de esa magnitud, más la alta competitividad existente en todos los ámbitos posibles de hoy, existir duele.

Pero no solo en aquel continente se respira tal presión por ser el mejor de la clase, la más bella de la colonia, el más exitoso de la generación o padre de los niños más encantadores, sino que –con la integración de redes sociales a nuestras vidas– la percepción de la realidad se trastorna, provocando un grado inmenso de abatimiento por no cumplir con sueños que no nos pertenecen, impuestos.

A diferencia de los hikikomoris del pasado –adolescen- tes o adultos jóvenes en sus veintes–, en la actualidad, personas de más de 40 años de edad, incluso jubilados de 60 en adelante, han optado por esta forma de vida, donde permanecer en casa es más un alivio que un sacrificio.

Huir no es darse por vencido

Y es que a pesar del terrible doble filo de la tecnología –el cual presiona pero también libera–, esta le ha permitido a personas con trastornos sociales y emocionales independizarse económicamente de sus familiares al poder pedir comida, adquirir ropa y ganar dinero sin contacto humano alguno, como es el caso de Mappy, la modelo nipona de Only Fans que –luego de una serie de fracasos al intentar ingresar a la universidad pública de Tokio– puso llave a su cuarto y se conectó con el mundo mediante una cámara y wifi.

“La joven es el avatar de una generación que puede monetizar y entablar ‘relaciones’ más amables, gracias a cámaras y micrófonos, que si lo hiciera en el mundo de carne y hueso”, advierte Kenji Yamagawa, investi- gador y académico de la Okinawa Institute Of Science And Technology (OIST), quien advierte que, de un lustro para acá, el Hikikomori dejó de tener esa parte depresiva que se infringe dolor todo el tiempo, al convertirse en personas útiles para sí mismas al proveerse de medios económicos para subsistir, y ello se traduce en algún modo en bienestar.

“Las personas hikis de hoy no siempre fueron perso- nas disfuncionales. Muchos de ellos labraron carreras prósperas pero se cansaron de la falsedad y la hipocresía de los otros. Optaron por actuar de manera acorazada desde sus hogares y bajo sus términos sin ser juzgados u obligados a cumplir promesas imposibles. En cierta forma, es una suerte de amor propio que no conocíamos hasta ahora”, comenta Yamagawa, quien lleva 18 años estudiando casos de hikikomoris para diversos fines.

De manera que, aunque pareciera que estas personas escapan de los núcleos sociales, en realidad están sanando heridas profundas y hechas por los miem- bros abusivos a lo largo de las estancias formativas de los hikis. ★

Detengámonos un breve momento y reflexionemos: ¿estamos perdiendo la humanidad con la que nacimos o la humanidad nace en la convivencia?

Esta y otras preguntas nos arrojan series como Sweet Home, una producción de Netflix, Corea del Sur, donde se narra la vida de un adolescente que decide recluirse en casa para evitar ser juzgado por su sociedad inmediata, la cual ha depositado –sobre él y otros jóvenes– toda clase de fetiches y metas inasibles a corta edad, orillando al protagonista hasta contemplar el suicidio como única opción, luego de que sus padres dejaran de brindarle soporte económico para su subsistencia.

¿Reveses del hiperaceleramiento económico?

Lo triste de este argumento televisivo es que no es mera ficción y, desde el colapso de la burbuja económica de Japón de los años 90, así como el de otras naciones asiáticas en ascenso, como China, India y Corea del Sur, el fenómeno sociológico llamado Hikikomori no ha hecho más que aumentar.

Sin embargo, obtener cifras precisas por parte de tales gobiernos es casi imposible, debido a que familias con hijos o hermanos hikis los esconden por motivos de oprobio. Recordemos que, en Asia, valores como el honor y el prestigio familiar son más importantes que pertenecer a tal o cual casta social. Entonces, cuando sumas tradiciones añejas de esa magnitud, más la alta competitividad existente en todos los ámbitos posibles de hoy, existir duele.

Pero no solo en aquel continente se respira tal presión por ser el mejor de la clase, la más bella de la colonia, el más exitoso de la generación o padre de los niños más encantadores, sino que –con la integración de redes sociales a nuestras vidas– la percepción de la realidad se trastorna, provocando un grado inmenso de abatimiento por no cumplir con sueños que no nos pertenecen, impuestos.

A diferencia de los hikikomoris del pasado –adolescen- tes o adultos jóvenes en sus veintes–, en la actualidad, personas de más de 40 años de edad, incluso jubilados de 60 en adelante, han optado por esta forma de vida, donde permanecer en casa es más un alivio que un sacrificio.

Huir no es darse por vencido

Y es que a pesar del terrible doble filo de la tecnología –el cual presiona pero también libera–, esta le ha permitido a personas con trastornos sociales y emocionales independizarse económicamente de sus familiares al poder pedir comida, adquirir ropa y ganar dinero sin contacto humano alguno, como es el caso de Mappy, la modelo nipona de Only Fans que –luego de una serie de fracasos al intentar ingresar a la universidad pública de Tokio– puso llave a su cuarto y se conectó con el mundo mediante una cámara y wifi.

“La joven es el avatar de una generación que puede monetizar y entablar ‘relaciones’ más amables, gracias a cámaras y micrófonos, que si lo hiciera en el mundo de carne y hueso”, advierte Kenji Yamagawa, investi- gador y académico de la Okinawa Institute Of Science And Technology (OIST), quien advierte que, de un lustro para acá, el Hikikomori dejó de tener esa parte depresiva que se infringe dolor todo el tiempo, al convertirse en personas útiles para sí mismas al proveerse de medios económicos para subsistir, y ello se traduce en algún modo en bienestar.

“Las personas hikis de hoy no siempre fueron perso- nas disfuncionales. Muchos de ellos labraron carreras prósperas pero se cansaron de la falsedad y la hipocresía de los otros. Optaron por actuar de manera acorazada desde sus hogares y bajo sus términos sin ser juzgados u obligados a cumplir promesas imposibles. En cierta forma, es una suerte de amor propio que no conocíamos hasta ahora”, comenta Yamagawa, quien lleva 18 años estudiando casos de hikikomoris para diversos fines.

De manera que, aunque pareciera que estas personas escapan de los núcleos sociales, en realidad están sanando heridas profundas y hechas por los miembros abusivos a lo largo de las estancias formativas de los hikis. ★