Por decreto en 2012, la Asamblea General de la ONU estableció el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad y al respecto, estoy casi seguro de que alguna vez te has preguntado si eres feliz o te sientes satisfecho con tu vida.
¿Cuál es el parámetro de la felicidad? Algunas instituciones nacionales e internacionales se han dado a la tarea de evaluar dicho fenómeno a partir de una serie de preguntas y respuestas en torno a diferentes aspectos que se consideran parte de un concepto general, en este caso la felicidad o el bienestar. Aunque no hay una definición universal y aplicable por igual a todo el mundo, si es posible delimitar conceptualmente una variable para hacerla operativa en términos metodológicos. De ahí que valga decir, no existe la felicidad, sino personas que se sienten felices.
La felicidad, no es una cosa, es un proceso. No puedes tenerla, sino vivirla. Para saber si has sido feliz, primero debes conocer o establecer tu esquema de felicidad. Es probable que, dado el estilo de vida acelerado, casi no pienses en eso, pero una respuesta triste a una pregunta trascendental es mejor que nunca hacerse esa pregunta. Para ser, hay que conocer. Una de las formas de sentirte feliz es también una de las formas más comunes de salir lastimado: crear vínculos. El placer es humano, pero no hay nada más humano que sentir felicidad o experimentar bienestar. En efecto, existen actividades que puedes hacer solo y te satisfacen, pero al mismo tiempo te aíslan. Compartir no solo te brinda placer, sino que te permite trascender las barreras de la individualidad. Es más probable que sonrías por imitación a que lo hagas estando solo.
Hacer cosas por los demás sin abandonarte a ti mismo incrementa tus sensaciones positivas y autoestima, ya que descubrirás la capacidad de dar, pero también la de recibir. Uno de mis autores favoritos, Erich Fromm decía que “el amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos”. En ocasiones les sugiero a mis pacientes que no se obsesionen con la felicidad, sino que muestren disposición para que la felicidad los encuentre. Si me lo permites, quiero hacerte a ti la misma sugerencia: muestra disposición para salir, para acompañar, para conocer, para ser y para amar. Quizás ahí descubras lo que para ti significa ser feliz. Aceptarte a ti, amar a alguien, amar a los demás es amar la vida y si amas la vida evitarás destruirla y por ende destruirte a ti mismo.
Eso es biofilia, el amor a la vida.
“Permítenos comprenderte”.
Fotografías: Pexels
Por decreto en 2012, la Asamblea General de la ONU estableció el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad y al respecto, estoy casi seguro de que alguna vez te has preguntado si eres feliz o te sientes satisfecho con tu vida.
¿Cuál es el parámetro de la felicidad? Algunas instituciones nacionales e internacionales se han dado a la tarea de evaluar dicho fenómeno a partir de una serie de preguntas y respuestas en torno a diferentes aspectos que se consideran parte de un concepto general, en este caso la felicidad o el bienestar. Aunque no hay una definición universal y aplicable por igual a todo el mundo, si es posible delimitar conceptualmente una variable para hacerla operativa en términos metodológicos. De ahí que valga decir, no existe la felicidad, sino personas que se sienten felices.
La felicidad, no es una cosa, es un proceso. No puedes tenerla, sino vivirla. Para saber si has sido feliz, primero debes conocer o establecer tu esquema de felicidad. Es probable que, dado el estilo de vida acelerado, casi no pienses en eso, pero una respuesta triste a una pregunta trascendental es mejor que nunca hacerse esa pregunta. Para ser, hay que conocer. Una de las formas de sentirte feliz es también una de las formas más comunes de salir lastimado: crear vínculos. El placer es humano, pero no hay nada más humano que sentir felicidad o experimentar bienestar. En efecto, existen actividades que puedes hacer solo y te satisfacen, pero al mismo tiempo te aíslan. Compartir no solo te brinda placer, sino que te permite trascender las barreras de la individualidad. Es más probable que sonrías por imitación a que lo hagas estando solo.
Hacer cosas por los demás sin abandonarte a ti mismo incrementa tus sensaciones positivas y autoestima, ya que descubrirás la capacidad de dar, pero también la de recibir. Uno de mis autores favoritos, Erich Fromm decía que “el amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos”. En ocasiones les sugiero a mis pacientes que no se obsesionen con la felicidad, sino que muestren disposición para que la felicidad los encuentre. Si me lo permites, quiero hacerte a ti la misma sugerencia: muestra disposición para salir, para acompañar, para conocer, para ser y para amar. Quizás ahí descubras lo que para ti significa ser feliz. Aceptarte a ti, amar a alguien, amar a los demás es amar la vida y si amas la vida evitarás destruirla y por ende destruirte a ti mismo.
Eso es biofilia, el amor a la vida.
Fotografías: Pexels