Como todo buen misterio, Paulette Hernández se presenta irresistible al tacto y la vista. Su forma de andar casi felino es el propio de una agente encubierta que tiene la frialdad suficiente para tomar lo que quiere en el momento que lo precisa. La histriona de cabellos de fuego, cuya mirada
curiosa resulta infranqueable, es una de las actrices que más enigma despierta por lo distanciada que está del escándalo y el morbo.
Su efigie de vampiresa bien pudiera ser digna de los escaparates de Yves Saint Laurent en Rive Gauche, París, pero en vez de ello Hernández prefiere andarse con reserva entre las sombras y los transeúntes de las calles de la Ciudad de México y Tokio. No obstante, a pesar de desear ser un suspiro imperceptible entre las masas, tanto sus gestos como sus actos no pasan desapercibidos en absoluto, tal cual sucede cuando se destapa un perfume rico en matices, cuyas notas de salida son lo suficientemente veleidosas como para resistirse, haciendo que tanto la mirada como el gusto nos acerquen a los acordes del corazón y base, develándose una porción exquisita de un ser humano increíblemente sensible y brillante.
Desde su primera aparición en 2009, en el programa de televisión abierta Lo que callamos las mujeres, hasta su paso por el teatro en 7 veces adiós, o en el presente la cinta internacional de suspenso Saw X, Paulette consigue siempre que la audiencia se aficione por ella debido a la forma en la que interpreta cada personaje, mismo que se ajusta cual traje de diseñador sobre su piel nívea.
Un níspero de dulzura desconocida
Así como sucede con el fruto de Oriente, cuya cáscara y pulpa son una invitación fragante a degustar, el trabajo de Paulette Hernández tiene el mismo efecto. Cintas como La habitación o Mis demonios nunca juran soledad son excelentes muestras de las capacidades actorales de la originaria de Tequisquiapan, quien en su infancia prefería andar sobre las azoteas de las casas de verano de sus vecinos o escalar las copas de los árboles que mirar televisión. “Cuando escucho a mis compañeros cómo se iniciaron en este arte, la mayoría indica que fue gracias a una cantidad de filmes, series o caricaturas vistos cuando jóvenes, mismos que los impulsó a aden- trarse en la industria del entretenimiento. En mi caso no fue así. Yo preferí pasar tiempo con mi madre haciendo de comer, explorando mi pueblito o aprenderme las constelaciones bajo el celaje violáceo de la noche. Los medios de comunicación nunca fueron de mi interés, salvo los libros y la fotografía”, señala la aficionada a las cámaras que, tras dos años de estudio sobre la composición de imágenes, ya cuenta con un gran archivo visual de sus andanzas entre continentes. Las cuales nos remiten al trabajo de dos artistas estadounidenses, el fotógrafo Julius Sherman y la cineasta Sofia Coppola, cuando retratan instantáneas de momentos y lugares.
La mirada color esmeralda de Paulette es cómplice de su actividad, pues como dice Francisco de Quevedo en Historia de la vida de un buscón, Hernández “Da a leer sus ojos para que entendamos su mundo”, por lo cual, a diferencia de sus compañeros de la industria, su trabajo actoral proviene de lugares más introspectivos que académicos. Si bien la intérprete de 32 años posee una metodología, la fuerza de su trabajo reside en la meditación y la apreciación de la vida más que memorizar líneas y figurarse cómo es ser una doctora o periodista en producciones como Corazón abierto y Demencia, respectivamente.
“Creo que al no estar imbuida o viciada por los contenidos audiovisuales existentes o previos, puedo escuchar mi propia voz. Me sucedió con ‘Cuna de lobos’, una de las novelas más importantes de Hispanoamérica, la cual lanzó al estrellato a Diana Bracho y Gonzalo Vega en la década de los 80, que si bien ya tenían una trayectoria hecha, esta pieza melodramática les dio renombre a ambos en lugares como Rusia o Líbano. Por ello, decidí no ver el material anterior; temía hacer una mala copia de la señora Bracho, en el papel de Leonora Navarro. Mi intención era darle su propia materialidad, estilo y vigor por dos motivos: son épocas diferentes y la trama no es la misma. Aquí, temas como la homosexualidad, la inseguridad y la paternidad de riesgo son ejes rectores del melodrama, más allá de versar sobre una familia acomodada, donde hay disputas por dinero”, asegura Paulette, quien tuvo el gusto de compartir elenco con la estrella internacional Paz Vega, en el papel de la supervillana Catalina Creel.
No obstante, Hernández no es indiferente a las Bellas Artes; de hecho, uno de sus grandes sueños es trabajar con el cineasta tapatío Guillermo del Toro, así como con su homólogo hollywoodense Jim Jarmusch, pero en un papel que rebase los convencionalismos, en el cual se requiera de grandes transformaciones en su rostro y cuerpo, tal y como los monstruos tan temidos y amados del realizador mexicano, o los personajes oscuros y sardónicos del encopetado Jarmusch. “Cuando vi ‘La forma del agua’ quedé hipnotizada por el sabor agridulce de la trama que deja la historia sobre el espectador; es algo que me encantaría experimentar en carne propia como actriz. Cuanto más alejado sea el universo narrativo de mi vida, tanto mejor. No me interesa en lo absoluto encasillarme en papeles de corto y mediano alcance, por ello busco trabajar en multiplataformas, renovando continuamente mi portafolio. Me encantaría ser un día una asesina a sueldo, una hacker o una criatura de la noche para habitar otras pieles”, admite con ilusión la ojiverde, quien asegura que entre más intrincados sean los roles que le ofrezcan, más proclive será a decantarse por ellos
Un refugio a kilómetros de distancia
Y aun cuando su vida laboral y personal son bastante apacibles, Paulette reconoce como hogares dos lugares tan opuestos como hechizantes: las calles bulliciosas del barrio de Shibuya en la capital nipona, así como los vergeles de los pueblos mágicos queretanos, sedes donde la intérprete del cortometraje Saudade reconoce como espacios donde saca su fuerza. “Estar en contacto con la naturaleza y el silencio son dos de las más grandes necesidades que tengo, dado a que mi temperamento perfeccionista me exige reflexionar una y mil veces en el ensayo y error, lo cual puede ser profundamente cansado y penoso”, añade Hernández, quien antes solía frustrarse cuando las cosas no salían acorde al plan. Desde entonces, la también sibarita ha aprendido que, con el paso del tiempo, disfrutar de cada intento conlleva un grado de gracia elemental.
“La primera vez que fui a Asia resultó arrollador. La calma con la que los habitantes se desempeñan en su cotidianidad, sin precisamente estorbar a nadie, me asombró por completo. Su ritmicidad obedece a otro registro, uno más consciente, donde se entiende que cada acto u omisión cometidos tiene repercusiones sobre otros”, rememora Hernández. Desde aquel momento se volvió gran entusiasta de los trenes bala y vagones tradicionales, pues en ellos es posible admirar la naturaleza desde sus ventanas, así como descansar en absoluta paz, ya que nadie grita, escucha música en alto volumen o incomoda al resto de los pasajeros. Esto con ocasión de que los trenes, además de fungir como un medio de transporte, son un canal para el descanso y la meditación entre el trabajo, la escuela y el domicilio familiar.
En la otra mano, en México, Paulette no solo disfruta de largas caminatas por los poblados serranos del país, sino también descubrir lugares peculiares con sabor propio, entre los que destacan restaurantes de especialidad o librerías donde suele pasar gran tiempo. “La alimentación en mi vida es muy importante, ello abarca desde la elección de comestibles hasta la incorporación de nuevas amistades, por lo que tener una dieta variada y sana es providencial para mantenerme fresca y contenta. No imagino un mundo donde la comida sea repetitiva y las relaciones estancadas, no aporta ningún nutriente o mejora a nivel físico o mental. Siempre pruebo cosas diferentes, pienso entre los extremos y recorro grandes distancias, para obtener un mejor panorama”, afirma la también “abogada del diablo”, como la llama su círculo más cercano, pues saben que, para la cabeza en llamas de Paulette, “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con el que se mira”.
El imperio de los sentidos
Como una manera de mantener la viveza de Oriente en armonía con la sensualidad mexicana en el interior de su día a día, Paulette Hernández ha convertido su hogar en un pequeño templo especiado, donde el aroma a palo santo y haba tonka armonizan constantemente las pequeñas estancias que comparte con su amado, el también actor y modelo Pierre Louis. Con él formalizó su relación tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y, a partir de entonces, han sido inseparables.
El paso siguiente fue la marcha simbólica hacia el altar, pero no de forma convencional (como nada en la vida de Paulette), sino de una manera donde tanto lo espiritual como lo sensorial se hicieran presentes a través del misticismo y la voluptuosidad que puede ofrecer una ceremonia del cacao, ingredientes indispensables en las vidas del apuesto moreno Pierre Louis y la belleza estilo bretón de Paulette Hernández, quienes gozan de una complicidad que solo conocen los seres llamados a ser amantes a través de las eras.
En su andar, las olas de la Habana o los templos de Kyoto han sido testigos fieles del gran amor que se profesan, en el que quizá no haya hijos en el porvenir, sino únicamente ellos dos por existir. Y aunque aún es muy pronto para sortear la moneda en el aire, ni Pierre ni Paulette apresuran una danza a la cual millares se lanzan sin chistar.
Ellos llenan sus vidas con libretos y tazas de café, montando pequeños teatros improvisados en medio de la sala. Su mejor público son los familiares y amigos que no dudan en ver a la pareja celebrar la vida y el arte dentro y fuera de lo priva- do. Lo hicieron en la obra 7 veces adiós, papeles en donde los personajes ‘Él’ y ‘Ella’ son acordes de una misma balada. “Pierre es muy divertido, de manera que equivocarme frente a él no es una derrota sino un juego. Nos hacemos los días más fáciles, entendemos nuestro oficio y sus gajes; por ello no hay contrariedades”, admite Paulette, quien tras cinco años de matrimonio volvería a invitar a Pierre a vivir con ella una y mil veces más.
Sin embargo, la también pirata de origen nórdico en la serie Sitiados señala que no es nada cursi o “sensiblera”, como se pudiera pensar, ya que por razones laborales, así como elecciones de índole personal, Paulette escapa a la norma de las fechas en el calendario. “Para demostrar afecto no hace falta celebrarlo el 14 de febrero, Navidad o Año Nuevo; cuando se quiere o interesa alguien, se le hace efectivo. ¿De qué me serviría tratar bien a mi hermano, mis padres o amigos solo en fechas especiales y el resto del tiempo los maltrato, solo por una convención merco-social? A la gente que estimo y valoro le mando flores sin razón alguna. Me encanta que el móvil sea la sorpresa y no la obligación, como sí sucede cuando te dejas llevar por la tradición o la publicidad”, recalca Hérnandez, quien en más de una ocasión ha festejado su aniversario de bodas a la distancia sin que, por ello, su mundo interior colapse.
En ese sentido, la protagonista del filme Solo respira es correspondiente a la máxima del escritor alemán Goethe: “Disfruta cuando puedas y resiste cuando debas”. Esto es tener muy en mente que los lugares, las personas y las cosas son efímeros, como un chocolate sobre la lengua o los pensamientos matutinos bajo la regadera.
Bonito y raro: ver lo que sí hay
Cuando se es actor, uno de los momentos más difíciles de la carrera es la ausencia de proyectos. Saber que a pesar de las audiciones, una de las constantes –sea el rechazo o los papeles menores– puede volverse una situación tediosa. No obstante, el cuadro se complejiza, aún más, en el momento mismo cuando una pareja está conformada por dos creativos y, en específico, dos actores, como es el caso de Pierre Louis y Paulette Hernández.
Ser solidario ante la falta de empleo de una de las partes es primordial para salir avante o bien claudicar en el esfuerzo. De manera que, en el instante donde el matrimonio pasó por uno de estos momentos, fue mediante la comprensión, la humildad y la pericia de no dejar de buscar una oportunidad que permitió a los histriones saldar cuentas, aprender la lección y buscar proyectos en los que sí confíen de origen.
“A menudo se piensa que aplicando a todo se llega a las posiciones esperadas. No es así. Tanto mi esposo como yo odiamos los musicales, pero nos agrada cantar para nuestro círculo inmediato. De manera que cuando Pierre estaba en el Rey león, no fue feliz, porque su papel no le encantaba y era una actividad que le cansaba. En ese sentido, a mí me sucedió igual en un par de obras donde debía recitar de menos un estribillo y me moría por dentro, porque brotan en mí todas esas inseguridades sobre si lo hago bien o no. Por lo tanto, cuando se escoge un papel o empleo debes estar convencido de lo que haces, sino cada mañana será un tormento desde salir de la cama hasta convivir con tus compañeros”, comenta Paulette, que en más de una ocasión ha sentido cómo no estar en el lugar correcto y enfocarse en lo que falta, en vez de lo que sí hay, le ha robado la fugacidad del presente.
Dicho de otro modo, la selección apropiada de oportunidades laborales, amistades o romances no deben tomarse a la ligera; con el tiempo, la monotonía aniquila lo que pudo ser un escalón más en el rumbo hacia el crecimiento personal.
“Puede sonar trillado, pero practicar la gratitud consciente y la meditación sin parafernalia hace que el camino de las cosas cambien por completo. Tener fe es básico para colocarte en cualquier puerta, porque la credibilidad te la otorgas tú, los demás solo responden a las proyecciones elaboradas por ti mismo”, finaliza la actriz. No deja de advertir que dedicarse a las artes escénicas o a las humanidades, en general, requiere un grado de madurez insospechada debido a las emociones que suele arrojar una industria tan vibrante como esta, donde no siempre son flechas en forma de rosas cuando se triunfa y sí, en cambio, saetas muy puntillosas en el fracaso o tropiezo. ★
Fotografías JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ ★ Asistente de fotografía DANIEL DAMIÁN Peinado y maquillaje FERNANDO VÁZQUEZ para REVLON y ALMAY ★ Texto CAROLINA M. PAYÁN Estilismo MICHEL MEDINA MARTÍNEZ ★ Corrección de estilo JOSÉ ANTONIO BLASCO COLINA
Como todo buen misterio, Paulette Hernández se presenta irresistible al tacto y la vista. Su forma de andar casi felino es el propio de una agente encubierta que tiene la frialdad suficiente para tomar lo que quiere en el momento que lo precisa. La histriona de cabellos de fuego, cuya mirada
curiosa resulta infranqueable, es una de las actrices que más enigma despierta por lo distanciada que está del escándalo y el morbo.
Su efigie de vampiresa bien pudiera ser digna de los escaparates de Yves Saint Laurent en Rive Gauche, París, pero en vez de ello Hernández prefiere andarse con reserva entre las sombras y los transeúntes de las calles de la Ciudad de México y Tokio. No obstante, a pesar de desear ser un suspiro imperceptible entre las masas, tanto sus gestos como sus actos no pasan desapercibidos en absoluto, tal cual sucede cuando se destapa un perfume rico en matices, cuyas notas de salida son lo suficientemente veleidosas como para resistirse, haciendo que tanto la mirada como el gusto nos acerquen a los acordes del corazón y base, develándose una porción exquisita de un ser humano increíblemente sensible y brillante.
Desde su primera aparición en 2009, en el programa de televisión abierta Lo que callamos las mujeres, hasta su paso por el teatro en 7 veces adiós, o en el presente la cinta internacional de suspenso Saw X, Paulette consigue siempre que la audiencia se aficione por ella debido a la forma en la que interpreta cada personaje, mismo que se ajusta cual traje de diseñador sobre su piel nívea.
Un níspero de dulzura desconocida
Así como sucede con el fruto de Oriente, cuya cáscara y pulpa son una invitación fragante a degustar, el trabajo de Paulette Hernández tiene el mismo efecto. Cintas como La habitación o Mis demonios nunca juran soledad son excelentes muestras de las capacidades actorales de la originaria de Tequisquiapan, quien en su infancia prefería andar sobre las azoteas de las casas de verano de sus vecinos o escalar las copas de los árboles que mirar televisión. “Cuando escucho a mis compañeros cómo se iniciaron en este arte, la mayoría indica que fue gracias a una cantidad de filmes, series o caricaturas vistos cuando jóvenes, mismos que los impulsó a aden- trarse en la industria del entretenimiento. En mi caso no fue así. Yo preferí pasar tiempo con mi madre haciendo de comer, explorando mi pueblito o aprenderme las constelaciones bajo el celaje violáceo de la noche. Los medios de comunicación nunca fueron de mi interés, salvo los libros y la fotografía”, señala la aficionada a las cámaras que, tras dos años de estudio sobre la composición de imágenes, ya cuenta con un gran archivo visual de sus andanzas entre continentes. Las cuales nos remiten al trabajo de dos artistas estadounidenses, el fotógrafo Julius Sherman y la cineasta Sofia Coppola, cuando retratan instantáneas de momentos y lugares.
La mirada color esmeralda de Paulette es cómplice de su actividad, pues como dice Francisco de Quevedo en Historia de la vida de un buscón, Hernández “Da a leer sus ojos para que entendamos su mundo”, por lo cual, a diferencia de sus compañeros de la industria, su trabajo actoral proviene de lugares más introspectivos que académicos. Si bien la intérprete de 32 años posee una metodología, la fuerza de su trabajo reside en la meditación y la apreciación de la vida más que memorizar líneas y figurarse cómo es ser una doctora o periodista en producciones como Corazón abierto y Demencia, respectivamente.
“Creo que al no estar imbuida o viciada por los contenidos audiovisuales existentes o previos, puedo escuchar mi propia voz. Me sucedió con ‘Cuna de lobos’, una de las novelas más importantes de Hispanoamérica, la cual lanzó al estrellato a Diana Bracho y Gonzalo Vega en la década de los 80, que si bien ya tenían una trayectoria hecha, esta pieza melodramática les dio renombre a ambos en lugares como Rusia o Líbano. Por ello, decidí no ver el material anterior; temía hacer una mala copia de la señora Bracho, en el papel de Leonora Navarro. Mi intención era darle su propia materialidad, estilo y vigor por dos motivos: son épocas diferentes y la trama no es la misma. Aquí, temas como la homosexualidad, la inseguridad y la paternidad de riesgo son ejes rectores del melodrama, más allá de versar sobre una familia acomodada, donde hay disputas por dinero”, asegura Paulette, quien tuvo el gusto de compartir elenco con la estrella internacional Paz Vega, en el papel de la supervillana Catalina Creel.
No obstante, Hernández no es indiferente a las Bellas Artes; de hecho, uno de sus grandes sueños es trabajar con el cineasta tapatío Guillermo del Toro, así como con su homólogo hollywoodense Jim Jarmusch, pero en un papel que rebase los convencionalismos, en el cual se requiera de grandes transformaciones en su rostro y cuerpo, tal y como los monstruos tan temidos y amados del realizador mexicano, o los personajes oscuros y sardónicos del encopetado Jarmusch. “Cuando vi ‘La forma del agua’ quedé hipnotizada por el sabor agridulce de la trama que deja la historia sobre el espectador; es algo que me encantaría experimentar en carne propia como actriz. Cuanto más alejado sea el universo narrativo de mi vida, tanto mejor. No me interesa en lo absoluto encasillarme en papeles de corto y mediano alcance, por ello busco trabajar en multiplataformas, renovando continuamente mi portafolio. Me encantaría ser un día una asesina a sueldo, una hacker o una criatura de la noche para habitar otras pieles”, admite con ilusión la ojiverde, quien asegura que entre más intrincados sean los roles que le ofrezcan, más proclive será a decantarse por ellos.
Un refugio a kilómetros de distancia
Y aun cuando su vida laboral y personal son bastante apacibles, Paulette reconoce como hogares dos lugares tan opuestos como hechizantes: las calles bulliciosas del barrio de Shibuya en la capital nipona, así como los vergeles de los pueblos mágicos queretanos, sedes donde la intérprete del cortometraje Saudade reconoce como espacios donde saca su fuerza. “Estar en contacto con la naturaleza y el silencio son dos de las más grandes necesidades que tengo, dado a que mi temperamento perfeccionista me exige reflexionar una y mil veces en el ensayo y error, lo cual puede ser profundamente cansado y penoso”, añade Hernández, quien antes solía frustrarse cuando las cosas no salían acorde al plan. Desde entonces, la también sibarita ha aprendido que, con el paso del tiempo, disfrutar de cada intento conlleva un grado de gracia elemental.
“La primera vez que fui a Asia resultó arrollador. La calma con la que los habitantes se desempeñan en su cotidianidad, sin precisamente estorbar a nadie, me asombró por completo. Su ritmicidad obedece a otro registro, uno más consciente, donde se entiende que cada acto u omisión cometidos tiene repercusiones sobre otros”, rememora Hernández. Desde aquel momento se volvió gran entusiasta de los trenes bala y vagones tradicionales, pues en ellos es posible admirar la naturaleza desde sus ventanas, así como descansar en absoluta paz, ya que nadie grita, escucha música en alto volumen o incomoda al resto de los pasajeros. Esto con ocasión de que los trenes, además de fungir como un medio de transporte, son un canal para el descanso y la meditación entre el trabajo, la escuela y el domicilio familiar.
En la otra mano, en México, Paulette no solo disfruta de largas caminatas por los poblados serranos del país, sino también descubrir lugares peculiares con sabor propio, entre los que destacan restaurantes de especialidad o librerías donde suele pasar gran tiempo. “La alimentación en mi vida es muy importante, ello abarca desde la elección de comestibles hasta la incorporación de nuevas amistades, por lo que tener una dieta variada y sana es providencial para mantenerme fresca y contenta. No imagino un mundo donde la comida sea repetitiva y las relaciones estancadas, no aporta ningún nutriente o mejora a nivel físico o mental. Siempre pruebo cosas diferentes, pienso entre los extremos y recorro grandes distancias, para obtener un mejor panorama”, afirma la también “abogada del diablo”, como la llama su círculo más cercano, pues saben que, para la cabeza en llamas de Paulette, “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con el que se mira”.
El imperio de los sentidos
Como una manera de mantener la viveza de Oriente en armonía con la sensualidad mexicana en el interior de su día a día, Paulette Hernández ha convertido su hogar en un pequeño templo especiado, donde el aroma a palo santo y haba tonka armonizan constantemente las pequeñas estancias que comparte con su amado, el también actor y modelo Pierre Louis. Con él formalizó su relación tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y, a partir de entonces, han sido inseparables.
El paso siguiente fue la marcha simbólica hacia el altar, pero no de forma convencional (como nada en la vida de Paulette), sino de una manera donde tanto lo espiritual como lo sensorial se hicieran presentes a través del misticismo y la voluptuosidad que puede ofrecer una ceremonia del cacao, ingredientes indispensables en las vidas del apuesto moreno Pierre Louis y la belleza estilo bretón de Paulette Hernández, quienes gozan de una complicidad que solo conocen los seres llamados a ser amantes a través de las eras.
En su andar, las olas de la Habana o los templos de Kyoto han sido testigos fieles del gran amor que se profesan, en el que quizá no haya hijos en el porvenir, sino únicamente ellos dos por existir. Y aunque aún es muy pronto para sortear la moneda en el aire, ni Pierre ni Paulette apresuran una danza a la cual millares se lanzan sin chistar.
Ellos llenan sus vidas con libretos y tazas de café, montando pequeños teatros improvisados en medio de la sala. Su mejor público son los familiares y amigos que no dudan en ver a la pareja celebrar la vida y el arte dentro y fuera de lo priva- do. Lo hicieron en la obra 7 veces adiós, papeles en donde los personajes ‘Él’ y ‘Ella’ son acordes de una misma balada. “Pierre es muy divertido, de manera que equivocarme frente a él no es una derrota sino un juego. Nos hacemos los días más fáciles, entendemos nuestro oficio y sus gajes; por ello no hay contrariedades”, admite Paulette, quien tras cinco años de matrimonio volvería a invitar a Pierre a vivir con ella una y mil veces más.
Sin embargo, la también pirata de origen nórdico en la serie Sitiados señala que no es nada cursi o “sensiblera”, como se pudiera pensar, ya que por razones laborales, así como elecciones de índole personal, Paulette escapa a la norma de las fechas en el calendario. “Para demostrar afecto no hace falta celebrarlo el 14 de febrero, Navidad o Año Nuevo; cuando se quiere o interesa alguien, se le hace efectivo. ¿De qué me serviría tratar bien a mi hermano, mis padres o amigos solo en fechas especiales y el resto del tiempo los maltrato, solo por una convención merco-social? A la gente que estimo y valoro le mando flores sin razón alguna. Me encanta que el móvil sea la sorpresa y no la obligación, como sí sucede cuando te dejas llevar por la tradición o la publicidad”, recalca Hérnandez, quien en más de una ocasión ha festejado su aniversario de bodas a la distancia sin que, por ello, su mundo interior colapse.
En ese sentido, la protagonista del filme Solo respira es correspondiente a la máxima del escritor alemán Goethe: “Disfruta cuando puedas y resiste cuando debas”. Esto es tener muy en mente que los lugares, las personas y las cosas son efímeros, como un chocolate sobre la lengua o los pensamientos matutinos bajo la regadera.
Bonito y raro: ver lo que sí hay
Cuando se es actor, uno de los momentos más difíciles de la carrera es la ausencia de proyectos. Saber que a pesar de las audiciones, una de las constantes –sea el rechazo o los papeles menores– puede volverse una situación tediosa. No obstante, el cuadro se complejiza, aún más, en el momento mismo cuando una pareja está conformada por dos creativos y, en específico, dos actores, como es el caso de Pierre Louis y Paulette Hernández.
Ser solidario ante la falta de empleo de una de las partes es primordial para salir avante o bien claudicar en el esfuerzo. De manera que, en el instante donde el matrimonio pasó por uno de estos momentos, fue mediante la comprensión, la humildad y la pericia de no dejar de buscar una oportunidad que permitió a los histriones saldar cuentas, aprender la lección y buscar proyectos en los que sí confíen de origen.
“A menudo se piensa que aplicando a todo se llega a las posiciones esperadas. No es así. Tanto mi esposo como yo odiamos los musicales, pero nos agrada cantar para nuestro círculo inmediato. De manera que cuando Pierre estaba en el Rey león, no fue feliz, porque su papel no le encantaba y era una actividad que le cansaba. En ese sentido, a mí me sucedió igual en un par de obras donde debía recitar de menos un estribillo y me moría por dentro, porque brotan en mí todas esas inseguridades sobre si lo hago bien o no. Por lo tanto, cuando se escoge un papel o empleo debes estar convencido de lo que haces, sino cada mañana será un tormento desde salir de la cama hasta convivir con tus compañeros”, comenta Paulette, que en más de una ocasión ha sentido cómo no estar en el lugar correcto y enfocarse en lo que falta, en vez de lo que sí hay, le ha robado la fugacidad del presente.
Dicho de otro modo, la selección apropiada de oportunidades laborales, amistades o romances no deben tomarse a la ligera; con el tiempo, la monotonía aniquila lo que pudo ser un escalón más en el rumbo hacia el crecimiento personal.
“Puede sonar trillado, pero practicar la gratitud consciente y la meditación sin parafernalia hace que el camino de las cosas cambien por completo. Tener fe es básico para colocarte en cualquier puerta, porque la credibilidad te la otorgas tú, los demás solo responden a las proyecciones elaboradas por ti mismo”, finaliza la actriz. No deja de advertir que dedicarse a las artes escénicas o a las humanidades, en general, requiere un grado de madurez insospechada debido a las emociones que suele arrojar una industria tan vibrante como esta, donde no siempre son flechas en forma de rosas cuando se triunfa y sí, en cambio, saetas muy puntillosas en el fracaso o tropiezo. ★
Fotografías JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ ★ Asistente de fotografía DANIEL DAMIÁN Peinado y maquillaje FERNANDO VÁZQUEZ para REVLON y ALMAY ★ Texto CAROLINA M. PAYÁN Estilismo MICHEL MEDINA MARTÍNEZ ★ Corrección de estilo JOSÉ ANTONIO BLASCO COLINA