De todas las posesiones que alguien puede tener en el curso de su vida, la guisa es algo que se debe procurar y preservar con esmero siempre. A la luz del alba y tras los barrotes, el gran poeta y escritor irlandés Oscar Wilde escribió al respecto: “Las riquezas ordinarias pueden ser robadas, mientras que las riquezas reales no. En el alma hay cosas infinitamente preciosas que nadie te podrá sustraer jamás”. Anotaciones sobre la individualidad y la fragilidad humana.
En ese tenor, Renata Ibinarriaga Vaca ha sacudido las redes sociales a corta edad por la sinceridad y calidez de su voz, la misma que le abrió paso a la industria del entretenimiento a través de su canal de música en YouTube, donde la joven mexico-nicaragüense compartió lo mejor que tiene, la risa y el canto, llenando de júbilo las vidas de otros con su presencia afable y personalidad auténtica.
Ese mismo carisma que le impulsó años atrás a darse a conocer en redes sociales, le sirvió como trampolín para conquistar el mundo del celuloide en forma de series y películas como Clases de historia, Saw X y, próximamente, Familia de medianoche. Allí, la chica castaña de expresivos ojos ha sido capaz de transmitir el fuego que habita en sus venas al interpretar toda clase de papeles y estribillos.
México-Londres y de regreso
“Uno siempre sabe lo que quiere, desde antes de enunciarlo. En mi caso, la apreciación artística me viene de casa. Mi familia es un grupo de personas con una sensibilidad exquisita hacia lo mejor que puede ofrecer la vida: afecto, platos de Gallo Pinto (arroz, frijoles y verduras) y escucha asertiva. De manera que encontrar mi vocación en el mundo de los escenarios fue relativamente simple porque, a pesar de ser muy ñoña en la escuela, preferí las materias donde puedo expresarme y servir a otros mediante mi propio estilo”, asegura Vaca, quien tras su breve estancia en Londres –a finales del 2019– su carrera y mundo interior dieron un salto cuántico luego de su participación en el programa The X Factor UK, en su edición Celebrity.
Allí, Vaca tuvo la oportunidad única de ser dirigida por el implacable y talentoso juez Simon Cowell (productor y mente maestra tras del fenómeno musical de los años 90, las Spice Girls), así como apreciar lecciones imprevistas de los grandes de la escena actual, como la cantante estadounidense Lizzo y los miembros de la boy band británica One Direction, que lejos de ser estrellas inalcanzables como pudieran parecer, son personalidades totalmente accesibles con mucho que com- partir: desde cómo hacer una prueba de sonido correcta, hasta cómo dirigirse a la prensa y tratar a los seguidores respetuosamente.
“El tiempo que viví en Londres reformuló por completo mis objetivos profesionales. Me di cuenta de que la preparación continua debe de ser una constante en todos nosotros, para evolucionar en diferentes registros. En específico, esta ciudad me brindó la oportunidad de encontrar la madurez a través de la toma de decisiones; así como adoptar un revisionismo periódico a mí desempeño artístico e individual, orillándome a descubrir cuál es mi talento, para qué lo voy a usar y de qué soy capaz de hacer para proyectarlo”, advierte la también intérprete de Háblame de ti, cuyos orígenes mixtos se remontan a la ciudad capital de Managua, Nicaragua. Este paraíso costero, en consonancia con el ritmo voraginoso de la Ciudad de México, ha convertido a la mente inquieta de Renata en un Edén de posibilidades.
“Es increíble cómo las ciudades grandes pueden ser tan estimulantes en el sentido de despertar conciencias, al señalarte caminos o transformarte para que puedas andar sobre ellos con propiedad. Londres, al igual que México, es una meca del arte para todos aquellos que busquen hacer una carrera en el circuito”, agrega Vaca, quien es una profunda admiradora de la obra de los pintores Vincent Van Gogh y Leonora Carrington, esta última ciudadana inglesa afincada en nuestro país, donde ejecutó sus mejores piezas surrealistas. Y es que tanto Carrington como su paisano, el escritor británico Malcom Lowry, encontraron en México una fuente ilimitada de inspiración para su quehacer intelectual, consiguiendo realizar grandes pinceladas y copiosas letras por igual.
Persona vitamina, persona dopamina
Una vez de regreso en México, Renata tomó una de las más grandes decisiones de su aún corta vida: dejar el nido familiar para construir el propio.
A pesar de que pudiera ser algo natural e inclusive obvio, como es el hecho de abandonar el núcleo paterno para independizarse, la realidad económica que vivimos en el presente ha retrasado el deseo de emprender vuelo entre millones de jóvenes alrededor del mundo. Vivir sola, sin roomies, y haciéndose cargo de un corazón roto más todos los gastos que implica una vida por su cuenta, es algo digno de admirar.
“En mi existencia todo ha sido producto de una constante aventura. Desde mi concepción hasta mi carrera, el azar ha jugado un rol estelar. Mi madre me tuvo siendo una adolescente inexperta que emigró a varios países para encontrar su lugar en el mundo. Su tenacidad y deseos de sacarme adelante por encima de todo fueron el motor de mi temperamento arrojado. Entonces ¿cómo podría ser diferente ante una madre así, que nunca se rajó y menos cuando le dije que me quería dedicar a la actuación”, advierte Vaca, quien aprendió de su progenitora el arte de ser flexible bajo cualquier circunstancia.
“Algo que le reconozco mucho a mi mamá es que nunca tuvo miedo a mi curiosi- dad por hacer teatro, cantar o viajar. Ella siempre me acompañó a las audiciones, me ayudó a lidiar con el rechazo y seguir intentando. El apoyo incondicional es más valioso que tener recursos económicos, porque el dinero no te da el respaldo afectivo que solo puede brindar el genuino interés”, admite Renata, cuya primera aparición en tele fue a los seis años de edad en una producción de Televisa: Central de abastos. Desde entonces a la fecha, la también compositora ha sido imparable, acumulando millas actorales en toda clase de proyectos artísticos.
Especialmente importante fue el periodo de pandemia para Vaca, ya que tuvo la oportunidad de entrar en contacto consigo misma al purificarse de malos hábitos y diseñar su propio espacio, a la par de reconectar con viejas amistades.
“Soy consciente de que la era del Covid-19 fue un periodo muy crudo para un gran segmento de la población mundial. Pero en lo que a mí se refiere significó una invitación para renacer. Cuando estás confinado, no hay más remedio que hacer frente a tus demonios y revisar cuentas pendientes de todo tipo. En ese momento reflexioné qué clase de individuo quería ser y cuál quería que fuera mi sello profesional a la hora de que mencionaran mí nombre”, añade Vaca sin la menor pretensión de nada, pues las preguntas existenciales son expedientes abiertos a los que difícilmente damos lectura y menos durante tiempos poco ordinarios, como lo fueron los meses de pandemia.
Continúa la cantante de “Ni permiso, ni perdón”: “Me interesa que cuando la gente vea una de mis películas, comedias o presentaciones, salga reanimada, con ganas de hacer cosas. Me sucede cada vez que veo una cinta de Julia Roberts o escucho canciones de Olivia Rodrigo, seres que me inspiran a hacer ajustes profundos”. La también admiradora de Sir Paul McCartney no termina de fascinarse con la humildad del ex Beatle: a pesar de ser una leyenda viviente– se traslada en metro con frecuencia, saluda a los fanáticos de mano y sigue trabajando sin descanso a los 81 años de edad.
La ejemplaridad de dichos personajes entre otros ha incentivado a la actriz de Juego de héroes a atreverse a soñar con ser de esa clase de individuos que inyecta alegría y buena vibra al instante, denominadas “persona vitamina” y “persona dopamina”. Gente cuya su sola presencia o palabras de aliento resulta suficiente para que te sientas bien al instante.
Con ocasión de ello, Vaca recuerda uno de los gestos más nobles que ha experi- mentado a manos de un extraño en los últimos años: “No hace mucho me sucedió un episodio de gran naturaleza, cuando al abordar una estación del Metrobús me rodaron las lágrimas al escuchar una canción que evocaba un momento difícil de mi pasado. De repente, una chica desconocida sacó una servilleta de su bolso y sonriendo me lo extendió. Juro que fue tan contundente como estabilizador saber que los seres humanos somos proclives a la bondad a pesar de todo. No sé cómo se llama, ni quién es, pero dicho gesto lleno de generosidad y compasión no lo olvidaré jamás”, narra con timidez Vaca, quien busca impregnar esa esencia de alivio y complicidad en su repertorio artístico.
Cuidado con los “vendehúmos”
Casi a la recta final de nuestra conversación con Vaca, quien fue parte del exito- so elenco de Rosario Tijeras, le preguntamos cómo es hacer un casting hoy por hoy en la industria del entretenimiento: ¿se requiere una cuota de seguidores, un determinado aspecto o un buen mánager? Con total franqueza la intérprete de 24 años de edad respondió: “La forma de hacer productos mediáticos ha cam- biado mucho en los últimos cinco años. Mientras antes, con tener una trayectoria inmensa y una larga lista de contactos te abrían las puertas de los estudios, en la actualidad es una mezcla de las tres. Sé de muchos casos donde contrataron a tal o cual porque sus números en redes sociales son muy atractivos sobre su nivel performativo. Ello no significa necesariamente que, por tener una cantidad considerable de seguidores, esos mismos romperán la taquilla en cines o las plataformas digitales”, afirma Renata, hablando desde la experiencia, pues desde sus cuentas oficiales –@DimeCow en X, FB, TikTok, YouTube e Instagram (y por venir)–, la influencer ha sumado leales seguidores que la han acompañado desde el inicio de su trayectoria, los mismos que no dejan de motivar a la joven a que siga produciendo más materiales audiovisuales para su recreación.
“Sería ingenuo de nuestra parte pensar que la apariencia no significa nada a la hora de ser elegido para un papel, pero tener buena fama en redes es un gran apoyo, pues las marcas sí se fijan en aquellos líderes de opinión que tienen un alcance positivo, capacidad de respuesta y pocos altibajos. Pero también soy consciente de que existen muchos influencers o celebridades del internet que viven de la controversia para atraer los reflectores. En lo personal, no es de mi agrado, pero de que funciona, funciona”, recalca Vaca, quien reconoce que despertar el interés de uno u otro modo siempre trae consecuencias directas al final del día.
A ella no le gustan los escándalos o las poses falsas, no se siente identificada con las personalidades que fingen una forma de ser para llamar la atención en alfombras rojas, sets de cine o estudios de grabación. “Me parece totalmente inadecuado que compañeros influencers se comporten como divas, cuando figuras como Saoirse Ronan o Anthony Hopkins, actores con múltiples premios y nominaciones a los Oscars, Bafta y un largo etcétera, desfilan con naturalidad, mientras que ellos como si fueran de otra galaxia. Entiendo que hay que creérsela, pero pecar de engreído nunca es bueno, las caídas son tan duras como lamentables”, expresa con sabiduría Vaca, quien cuando al debutar sobre alfombras rojas siempre lo ha hecho apostando por el balance entre la actitud y el porte.
“Como millennial que soy conozco el lenguaje de las redes, porque crecí con ellas haciendo covers de canciones populares, practicando mi rutina cómica e incluso improvisando varias coreografías en directo. Eso evidencia parte de tus habilidades como desarrollador de contenido independiente, pero no hay que olvidar que son canales de inspiración para otros”, advierte Vaca, sostieniendo que hacer contenido para redes sociales es un compromiso gigante y no debe tomarse a la ligera, pues –como ella– otros de su generación han conseguido dar el salto de un medio a otro, convirtiéndose en figuras reconocidas de las humanidades y el estilo de vida, como son el caso de la venezolana Lele Pons o la italiana Chiara Ferragni, quienes a partir de sus vines y blogs alcanzaron posiciones privilegiadas en la Casa Blanca, en Washington, y la construcción de un imperio de la moda, respectivamente.
Esto significa que, de alguna manera, alguien en un lugar remoto está aprendien- do lo que le enseñas, entonces qué mejor que mostrarle algo que lo haga sentir bien o le deje una lección. “No podemos ser tan frívolos o vendehumos con las audiencias, desconocemos quién es verdaderamente el usuario final de nuestro material”, concluye sensatamente Renata Vaca.
Confabulario de Renata Vaca
¿Lugar para ir a desayunar una mañana de domingo en la CDMX?
Nido, en la colonia Juárez. No saben qué rico van a comer ahí los chilaquiles rojos, parecen lasa- gna, y los huevos con tocino son gloriosos. Solo vayan armados de paciencia porque la fila es larga.
¿Sabores para toda ocasión?
Avellana con chocolate nunca falla, pero las tisanas muy concentradas me enloquecen.
¿Perfume que evoque un recuerdo o lugar entrañable?
El aroma de la selva en Managua. Su aroma hipnótico es imposible de enfrascar o explicar.
¿Cuál es tu lugar favorito para visitar con amigos?
Cualquier espacio donde se pueda bailar sin freno y con buen ambiente.
¿Qué es lo doméstico para ti?
Estar con personas especiales, preparando de comer sin la premura de las interrupciones o la necesidad de llenar los vacíos con palabrería.
¿Regalo perfecto?
Me gusta prestar atención y recibirla. Un obsequio incalculable el día de hoy.
¿Algo que la gente no sepa de tu persona?
He desarrollado recientemente un gran gusto por la decoración de interiores. Estoy diseñando per- sonalmente cada habitación de mi departamento, añadiendo detalles que no tenía originalmente, como son las molduras en las paredes, tapicería y espejos, lo cual me satisface muchísimo.
¿Con qué canción te gustaría empezar la banda sonora de tu vida?
“Here Comes The Sun”, de los Beatles. ★
De todas las posesiones que alguien puede tener en el curso de su vida, la guisa es algo que se debe procurar y preservar con esmero siempre. A la luz del alba y tras los barrotes, el gran poeta y escritor irlandés Oscar Wilde escribió al respecto: “Las riquezas ordinarias pueden ser robadas, mientras que las riquezas reales no. En el alma hay cosas infinitamente preciosas que nadie te podrá sustraer jamás”. Anotaciones sobre la individualidad y la fragilidad humana.
En ese tenor, Renata Ibinarriaga Vaca ha sacudido las redes sociales a corta edad por la sinceridad y calidez de su voz, la misma que le abrió paso a la industria del entretenimiento a través de su canal de música en YouTube, donde la joven mexico-nicaragüense compartió lo mejor que tiene, la risa y el canto, llenando de júbilo las vidas de otros con su presencia afable y personalidad auténtica.
Ese mismo carisma que le impulsó años atrás a darse a conocer en redes sociales, le sirvió como trampolín para conquistar el mundo del celuloide en forma de series y películas como Clases de historia, Saw X y, próximamente, Familia de medianoche. Allí, la chica castaña de expresivos ojos ha sido capaz de transmitir el fuego que habita en sus venas al interpretar toda clase de papeles y estribillos.
México-Londres y de regreso
“Uno siempre sabe lo que quiere, desde antes de enunciarlo. En mi caso, la apreciación artística me viene de casa. Mi familia es un grupo de personas con una sensibilidad exquisita hacia lo mejor que puede ofrecer la vida: afecto, platos de Gallo Pinto (arroz, frijoles y verduras) y escucha asertiva. De manera que encontrar mi vocación en el mundo de los escenarios fue relativamente simple porque, a pesar de ser muy ñoña en la escuela, preferí las materias donde puedo expresarme y servir a otros mediante mi propio estilo”, asegura Vaca, quien tras su breve estancia en Londres –a finales del 2019– su carrera y mundo interior dieron un salto cuántico luego de su participación en el programa The X Factor UK, en su edición Celebrity.
Allí, Vaca tuvo la oportunidad única de ser dirigida por el implacable y talentoso juez Simon Cowell (productor y mente maestra tras del fenómeno musical de los años 90, las Spice Girls), así como apreciar lecciones imprevistas de los grandes de la escena actual, como la cantante estadounidense Lizzo y los miembros de la boy band británica One Direction, que lejos de ser estrellas inalcanzables como pudieran parecer, son personalidades totalmente accesibles con mucho que com- partir: desde cómo hacer una prueba de sonido correcta, hasta cómo dirigirse a la prensa y tratar a los seguidores respetuosamente.
“El tiempo que viví en Londres reformuló por completo mis objetivos profesionales. Me di cuenta de que la preparación continua debe de ser una constante en todos nosotros, para evolucionar en diferentes registros. En específico, esta ciudad me brindó la oportunidad de encontrar la madurez a través de la toma de decisiones; así como adoptar un revisionismo periódico a mí desempeño artístico e individual, orillándome a descubrir cuál es mi talento, para qué lo voy a usar y de qué soy capaz de hacer para proyectarlo”, advierte la también intérprete de Háblame de ti, cuyos orígenes mixtos se remontan a la ciudad capital de Managua, Nicaragua. Este paraíso costero, en consonancia con el ritmo voraginoso de la Ciudad de México, ha convertido a la mente inquieta de Renata en un Edén de posibilidades.
“Es increíble cómo las ciudades grandes pueden ser tan estimulantes en el sentido de despertar conciencias, al señalarte caminos o transformarte para que puedas andar sobre ellos con propiedad. Londres, al igual que México, es una meca del arte para todos aquellos que busquen hacer una carrera en el circuito”, agrega Vaca, quien es una profunda admiradora de la obra de los pintores Vincent Van Gogh y Leonora Carrington, esta última ciudadana inglesa afincada en nuestro país, donde ejecutó sus mejores piezas surrealistas. Y es que tanto Carrington como su paisano, el escritor británico Malcom Lowry, encontraron en México una fuente ilimitada de inspiración para su quehacer intelectual, consiguiendo realizar grandes pinceladas y copiosas letras por igual.
Persona vitamina, persona dopamina
Una vez de regreso en México, Renata tomó una de las más grandes decisiones de su aún corta vida: dejar el nido familiar para construir el propio.
A pesar de que pudiera ser algo natural e inclusive obvio, como es el hecho de abandonar el núcleo paterno para independizarse, la realidad económica que vivimos en el presente ha retrasado el deseo de emprender vuelo entre millones de jóvenes alrededor del mundo. Vivir sola, sin roomies, y haciéndose cargo de un corazón roto más todos los gastos que implica una vida por su cuenta, es algo digno de admirar.
“En mi existencia todo ha sido producto de una constante aventura. Desde mi concepción hasta mi carrera, el azar ha jugado un rol estelar. Mi madre me tuvo siendo una adolescente inexperta que emigró a varios países para encontrar su lugar en el mundo. Su tenacidad y deseos de sacarme adelante por encima de todo fueron el motor de mi temperamento arrojado. Entonces ¿cómo podría ser diferente ante una madre así, que nunca se rajó y menos cuando le dije que me quería dedicar a la actuación”, advierte Vaca, quien aprendió de su progenitora el arte de ser flexible bajo cualquier circunstancia.
“Algo que le reconozco mucho a mi mamá es que nunca tuvo miedo a mi curiosi- dad por hacer teatro, cantar o viajar. Ella siempre me acompañó a las audiciones, me ayudó a lidiar con el rechazo y seguir intentando. El apoyo incondicional es más valioso que tener recursos económicos, porque el dinero no te da el respaldo afectivo que solo puede brindar el genuino interés”, admite Renata, cuya primera aparición en tele fue a los seis años de edad en una producción de Televisa: Central de abastos. Desde entonces a la fecha, la también compositora ha sido imparable, acumulando millas actorales en toda clase de proyectos artísticos.
Especialmente importante fue el periodo de pandemia para Vaca, ya que tuvo la oportunidad de entrar en contacto consigo misma al purificarse de malos hábitos y diseñar su propio espacio, a la par de reconectar con viejas amistades.
“Soy consciente de que la era del Covid-19 fue un periodo muy crudo para un gran segmento de la población mundial. Pero en lo que a mí se refiere significó una invitación para renacer. Cuando estás confinado, no hay más remedio que hacer frente a tus demonios y revisar cuentas pendientes de todo tipo. En ese momento reflexioné qué clase de individuo quería ser y cuál quería que fuera mi sello profesional a la hora de que mencionaran mí nombre”, añade Vaca sin la menor pretensión de nada, pues las preguntas existenciales son expedientes abiertos a los que difícilmente damos lectura y menos durante tiempos poco ordinarios, como lo fueron los meses de pandemia.
Continúa la cantante de “Ni permiso, ni perdón”: “Me interesa que cuando la gente vea una de mis películas, comedias o presentaciones, salga reanimada, con ganas de hacer cosas. Me sucede cada vez que veo una cinta de Julia Roberts o escucho canciones de Olivia Rodrigo, seres que me inspiran a hacer ajustes profundos”. La también admiradora de Sir Paul McCartney no termina de fascinarse con la humildad del ex Beatle: a pesar de ser una leyenda viviente– se traslada en metro con frecuencia, saluda a los fanáticos de mano y sigue trabajando sin descanso a los 81 años de edad.
La ejemplaridad de dichos personajes entre otros ha incentivado a la actriz de Juego de héroes a atreverse a soñar con ser de esa clase de individuos que inyecta alegría y buena vibra al instante, denominadas “persona vitamina” y “persona dopamina”. Gente cuya su sola presencia o palabras de aliento resulta suficiente para que te sientas bien al instante.
Con ocasión de ello, Vaca recuerda uno de los gestos más nobles que ha experi- mentado a manos de un extraño en los últimos años: “No hace mucho me sucedió un episodio de gran naturaleza, cuando al abordar una estación del Metrobús me rodaron las lágrimas al escuchar una canción que evocaba un momento difícil de mi pasado. De repente, una chica desconocida sacó una servilleta de su bolso y sonriendo me lo extendió. Juro que fue tan contundente como estabilizador saber que los seres humanos somos proclives a la bondad a pesar de todo. No sé cómo se llama, ni quién es, pero dicho gesto lleno de generosidad y compasión no lo olvidaré jamás”, narra con timidez Vaca, quien busca impregnar esa esencia de alivio y complicidad en su repertorio artístico.
Cuidado con los “vendehúmos”
Casi a la recta final de nuestra conversación con Vaca, quien fue parte del exito- so elenco de Rosario Tijeras, le preguntamos cómo es hacer un casting hoy por hoy en la industria del entretenimiento: ¿se requiere una cuota de seguidores, un determinado aspecto o un buen mánager? Con total franqueza la intérprete de 24 años de edad respondió: “La forma de hacer productos mediáticos ha cam- biado mucho en los últimos cinco años. Mientras antes, con tener una trayectoria inmensa y una larga lista de contactos te abrían las puertas de los estudios, en la actualidad es una mezcla de las tres. Sé de muchos casos donde contrataron a tal o cual porque sus números en redes sociales son muy atractivos sobre su nivel performativo. Ello no significa necesariamente que, por tener una cantidad considerable de seguidores, esos mismos romperán la taquilla en cines o las plataformas digitales”, afirma Renata, hablando desde la experiencia, pues desde sus cuentas oficiales –@DimeCow en X, FB, TikTok, YouTube e Instagram (y por venir)–, la influencer ha sumado leales seguidores que la han acompañado desde el inicio de su trayectoria, los mismos que no dejan de motivar a la joven a que siga produciendo más materiales audiovisuales para su recreación.
“Sería ingenuo de nuestra parte pensar que la apariencia no significa nada a la hora de ser elegido para un papel, pero tener buena fama en redes es un gran apoyo, pues las marcas sí se fijan en aquellos líderes de opinión que tienen un alcance positivo, capacidad de respuesta y pocos altibajos. Pero también soy consciente de que existen muchos influencers o celebridades del internet que viven de la controversia para atraer los reflectores. En lo personal, no es de mi agrado, pero de que funciona, funciona”, recalca Vaca, quien reconoce que despertar el interés de uno u otro modo siempre trae consecuencias directas al final del día.
A ella no le gustan los escándalos o las poses falsas, no se siente identificada con las personalidades que fingen una forma de ser para llamar la atención en alfombras rojas, sets de cine o estudios de grabación. “Me parece totalmente inadecuado que compañeros influencers se comporten como divas, cuando figuras como Saoirse Ronan o Anthony Hopkins, actores con múltiples premios y nominaciones a los Oscars, Bafta y un largo etcétera, desfilan con naturalidad, mientras que ellos como si fueran de otra galaxia. Entiendo que hay que creérsela, pero pecar de engreído nunca es bueno, las caídas son tan duras como lamentables”, expresa con sabiduría Vaca, quien cuando al debutar sobre alfombras rojas siempre lo ha hecho apostando por el balance entre la actitud y el porte.
“Como millennial que soy conozco el lenguaje de las redes, porque crecí con ellas haciendo covers de canciones populares, practicando mi rutina cómica e incluso improvisando varias coreografías en directo. Eso evidencia parte de tus habilidades como desarrollador de contenido independiente, pero no hay que olvidar que son canales de inspiración para otros”, advierte Vaca, sostieniendo que hacer contenido para redes sociales es un compromiso gigante y no debe tomarse a la ligera, pues –como ella– otros de su generación han conseguido dar el salto de un medio a otro, convirtiéndose en figuras reconocidas de las humanidades y el estilo de vida, como son el caso de la venezolana Lele Pons o la italiana Chiara Ferragni, quienes a partir de sus vines y blogs alcanzaron posiciones privilegiadas en la Casa Blanca, en Washington, y la construcción de un imperio de la moda, respectivamente.
Esto significa que, de alguna manera, alguien en un lugar remoto está aprendien- do lo que le enseñas, entonces qué mejor que mostrarle algo que lo haga sentir bien o le deje una lección. “No podemos ser tan frívolos o vendehumos con las audiencias, desconocemos quién es verdaderamente el usuario final de nuestro material”, concluye sensatamente Renata Vaca.
Confabulario de Renata Vaca
¿Lugar para ir a desayunar una mañana de domingo en la CDMX?
Nido, en la colonia Juárez. No saben qué rico van a comer ahí los chilaquiles rojos, parecen lasa- gna, y los huevos con tocino son gloriosos. Solo vayan armados de paciencia porque la fila es larga.
¿Sabores para toda ocasión?
Avellana con chocolate nunca falla, pero las tisanas muy concentradas me enloquecen.
¿Perfume que evoque un recuerdo o lugar entrañable?
El aroma de la selva en Managua. Su aroma hipnótico es imposible de enfrascar o explicar.
¿Cuál es tu lugar favorito para visitar con amigos?
Cualquier espacio donde se pueda bailar sin freno y con buen ambiente.
¿Qué es lo doméstico para ti?
Estar con personas especiales, preparando de comer sin la premura de las interrupciones o la necesidad de llenar los vacíos con palabrería.
¿Regalo perfecto?
Me gusta prestar atención y recibirla. Un obsequio incalculable el día de hoy.
¿Algo que la gente no sepa de tu persona?
He desarrollado recientemente un gran gusto por la decoración de interiores. Estoy diseñando per- sonalmente cada habitación de mi departamento, añadiendo detalles que no tenía originalmente, como son las molduras en las paredes, tapicería y espejos, lo cual me satisface muchísimo.
¿Con qué canción te gustaría empezar la banda sonora de tu vida?
“Here Comes The Sun”, de los Beatles. ★