Alguna vez el diseñador estadounidense Calvin Klein, autor de uno de los perfumes más emblemáticos y mejor vendidos del siglo pasado el famoso CK ONE, expresó que la manera perfecta para vestir y estar en cualquier parte era “lucir natural”, pero –irónicamente– para verse natural se requiere maquillaje. Y fue precisamente lo que platicamos con Alex Cruz, National Makeup Manager de Sephora, con ocasión de la expansión de la empresa, hacía más territorios de la república mexicana y Latinoamérica, donde más personas se dan la oportunidad de reinterpretarse-reinventarse, a través del cuidado personal.
★★★ A la fecha, Sephora cuenta con más 750 tiendas en 21 países en cuatro continentes ★★★
Desde su fundación, la cadena Sephora, originaria de Limoges, Francia, ha tenido muy presente resaltar el estilo individual de los consumidores. “En la tienda nos gusta pensar que todos tenemos cabida en el mundo de la belleza. El género, pronombre o expresión con la que se represente es su decisión, por lo cual es digna de ser vista y celebrada. Nuestros productos acompañan a los consumidores en su vida diaria, para que cuando tomen decisiones o tengan eventos importantes, sean su mejor versión posible”, señala el también asesor de imagen, egresado de la Escuela Clase y Estilo de Guadalajara, Jalisco, quien desde entonces ha tenido el privilegio de enmarcar los rostros de superestrellas como Gloria Estefan o Joe Jonas.
★★★ Los artículos más buscados por los usuarios son bloqueadores solares y labiales rojos ★★★
Los ritualistas
A su paso por la empresa a lo largo de una década, el tapatío de 37 años de edad, cuyos expresivos ojos van cargados de sombras vibrantes, se ha percatado como las generaciones evolucionan en cuanto a su sentido de autoexploración, reconocimiento personal y bienestar, cayendo en cuenta que los últimos ritualistas del presente son los millennials.
”Antes de formarme como asesor de imagen, pensaba que nuestros padres y abuelos eran personas más esmeradas, en cuanto a su arreglo personal. Sin embargo, con el tiempo descubrí que realmente las generaciones pasadas hacían compras reactivas y no preventivas, como sí sucede con los millennials, un grupo generacional que aprendió de los errores de sus ancestros, frenando lo que está mal y preservando aquello que es valioso. Por ello, sus adquisiciones son de un corte más abarcante, donde mascarillas, cepillos, aceites y cremas, son la base del maquillaje, perfumes, etcétera. Sin duda, una rutina que está cargada de amor propio, en la que cada capa es parte indispensable de un ritual excitante”, advierte el también maquillista del Fashion Week de Nueva York, quien considera que las generaciones presentes buscan que sus cosméticos sean el realce de su unicidad, más que algo meramente accesorio.
Cruz está en lo correcto. Tan solo en el año 2021, en plena crisis pandémica, la generación nacida entre 1980 y 2000 gastó en promedio 60 dólares mensuales en la industria de la belleza, entre corte, tinte y tratamientos cosmodermatológicos, según el portal de métricas Statista. com. Mismo que señala a los millennials como la generación que salvó de la quiebra a varias marcas de belleza pequeñas y otras consolidadas como Estée Lauder o Haus Labs, demostrando que –en efecto– la apariencia importa y demasiado.
Algo significativo, en contraste con el consumidor gen X o boomer, es que el comprador masculino millennial no es indiferente a las tendencias y destina 40 % de su presupuesto al aspecto personal, siendo los cosméticos y cuidados de la piel parte principal de sus egresos encausados al bienestar y apariencia.“Los hombres millennials crecieron con figuras metrosexuales como David Beckham o Jonathan Rhys- Mayers, cuyas masculinidades no se fragmentaron por usar faldas, maquillaje o pintarse las uñas. De hecho, hoy por hoy en México, al menos el 30 % de los productos del cuidado para la piel lo consumen caballeros de este rango de edad, mientras que los jóvenes de la gen Z se acercan con mayor frecuencia al uso de skincare o barnices desde la preadolescencia”, agrega el artista visual.
Amantes de lo efímero
No obstante, quienes han hecho posible que algo adquiera dimensio- nes desproporcionadas –en cuanto a tendencia o moda en cuestión de segundos– son los jóvenes centennials: gracias a su consumo de redes sociales masivo han permitido que productos como el labial típico de Marruecos El aker fassi, o el bronceador de Kylie Jenner, se vuelvan éxito de ventas por su viralización. Cruz advierte que, como proveedor de belleza, esto es fantástico, pues permite más diversidad de productos en las calles. “La gen Z quiere probar de todo y no teme fallar en el proceso. No le es fiel a nada, a menos que haya calidad comprobada; es decir, libre de crueldad animal, sin parabenos, fotosensibles… y la lista conti- núa. Su forma de ser orilla a las marcas a superarse constantemente para permanecer, beneficiando directamente al mercado”, señala Cruz, quien –en contraste con los centennials– es devoto de marcas como Urban Decay o Givenchy, un balance entre el derroche y lo discreto.
Visto en macro, que la gen Z no sea seguidora de una línea o compañía en específico tiene su lado positivo. Esto permite que otros pequeños y medianos competidores florezcan en el ramo, dando como resultado el nacimiento de nuevos íconos, otros estilos de vida e incluso “océanos azules”, en el sentido de encontrar oportunidades desatendidas en el nicho, tales como la posibilidad de unificar la personalidad digital y real mediante el uso de filtros de realidad aumentada, para completar una experiencia de compra en ambas superficies.
“No tiene nada de malo usar y desechar un producto. Terrible sería que solo tuviéramos una opción y que no cumpliera su función”
“No tiene nada de malo usar y desechar un producto. Terrible sería que solo tuviéramos una opción y que no cumpliera su función”, apunta Cruz, quien afirma que, a diferencia de su juventud, para aprender estética y cosmetología había que pasar por un colegio o academía. En la actualidad, los principales exponentes de la industria comparten sus secretos por di- versos canales, brindando herramientas a quienes no tienen posibilidades. “Que figuras como Luis Torres o Priscilla Ono te cuenten cómo aplicar de forma correcta la base o agrandar los ojos es una bendición. Eso te permite jugar en casa, fallar y continuar. Inclusive los errores, sabiendo apreciarlos, son mucho más aleccionadores que los aciertos a la primera”, finaliza Cruz, que desde su puesto de National Makeup Manager forma los equipos de cada tienda que se abre en México, inyectándoles pasión por la creatividad, con la finalidad de que cada persona salga de tienda con algo más que un par de brochas nuevas. ★
Alguna vez el diseñador estadounidense Calvin Klein, autor de uno de los perfumes más emblemáticos y mejor vendidos del siglo pasado el famoso CK ONE, expresó que la manera perfecta para vestir y estar en cualquier parte era “lucir natural”, pero –irónicamente– para verse natural se requiere maquillaje. Y fue precisamente lo que platicamos con Alex Cruz, National Makeup Manager de Sephora, con ocasión de la expansión de la empresa, hacía más territorios de la república mexicana y Latinoamérica, donde más personas se dan la oportunidad de reinterpretarse-reinventarse, a través del cuidado personal.
★★★ A la fecha, Sephora cuenta con más 750 tiendas en 21 países en cuatro continentes ★★★
Desde su fundación, la cadena Sephora, originaria de Limoges, Francia, ha tenido muy presente resaltar el estilo individual de los consumidores. “En la tienda nos gusta pensar que todos tenemos cabida en el mundo de la belleza. El género, pronombre o expresión con la que se represente es su decisión, por lo cual es digna de ser vista y celebrada. Nuestros productos acompañan a los consumidores en su vida diaria, para que cuando tomen decisiones o tengan eventos importantes, sean su mejor versión posible”, señala el también asesor de imagen, egresado de la Escuela Clase y Estilo de Guadalajara, Jalisco, quien desde entonces ha tenido el privilegio de enmarcar los rostros de superestrellas como Gloria Estefan o Joe Jonas.
★★★ Los artículos más buscados por los usuarios son bloqueadores solares y labiales rojos ★★★
Los ritualistas
A su paso por la empresa a lo largo de una década, el tapatío de 37 años de edad, cuyos expresivos ojos van cargados de sombras vibrantes, se ha percatado como las generaciones evolucionan en cuanto a su sentido de autoexploración, reconocimiento personal y bienestar, cayendo en cuenta que los últimos ritualistas del presente son los millennials.
”Antes de formarme como asesor de imagen, pensaba que nuestros padres y abuelos eran personas más esmeradas, en cuanto a su arreglo personal. Sin embargo, con el tiempo descubrí que realmente las generaciones pasadas hacían compras reactivas y no preventivas, como sí sucede con los millennials, un grupo generacional que aprendió de los errores de sus ancestros, frenando lo que está mal y preservando aquello que es valioso. Por ello, sus adquisiciones son de un corte más abarcante, donde mascarillas, cepillos, aceites y cremas, son la base del maquillaje, perfumes, etcétera. Sin duda, una rutina que está cargada de amor propio, en la que cada capa es parte indispensable de un ritual excitante”, advierte el también maquillista del Fashion Week de Nueva York, quien considera que las generaciones presentes buscan que sus cosméticos sean el realce de su unicidad, más que algo meramente accesorio.
Cruz está en lo correcto. Tan solo en el año 2021, en plena crisis pandémica, la generación nacida entre 1980 y 2000 gastó en promedio 60 dólares mensuales en la industria de la belleza, entre corte, tinte y tratamientos cosmodermatológicos, según el portal de métricas Statista. com. Mismo que señala a los millennials como la generación que salvó de la quiebra a varias marcas de belleza pequeñas y otras consolidadas como Estée Lauder o Haus Labs, demostrando que –en efecto– la apariencia importa y demasiado.
Algo significativo, en contraste con el consumidor gen X o boomer, es que el comprador masculino millennial no es indiferente a las tendencias y destina 40 % de su presupuesto al aspecto personal, siendo los cosméticos y cuidados de la piel parte principal de sus egresos encausados al bienestar y apariencia.“Los hombres millennials crecieron con figuras metrosexuales como David Beckham o Jonathan Rhys- Mayers, cuyas masculinidades no se fragmentaron por usar faldas, maquillaje o pintarse las uñas. De hecho, hoy por hoy en México, al menos el 30 % de los productos del cuidado para la piel lo consumen caballeros de este rango de edad, mientras que los jóvenes de la gen Z se acercan con mayor frecuencia al uso de skincare o barnices desde la preadolescencia”, agrega el artista visual.
Amantes de lo efímero
No obstante, quienes han hecho posible que algo adquiera dimensio- nes desproporcionadas –en cuanto a tendencia o moda en cuestión de segundos– son los jóvenes centennials: gracias a su consumo de redes sociales masivo han permitido que productos como el labial típico de Marruecos El aker fassi, o el bronceador de Kylie Jenner, se vuelvan éxito de ventas por su viralización. Cruz advierte que, como proveedor de belleza, esto es fantástico, pues permite más diversidad de productos en las calles. “La gen Z quiere probar de todo y no teme fallar en el proceso. No le es fiel a nada, a menos que haya calidad comprobada; es decir, libre de crueldad animal, sin parabenos, fotosensibles… y la lista conti- núa. Su forma de ser orilla a las marcas a superarse constantemente para permanecer, beneficiando directamente al mercado”, señala Cruz, quien –en contraste con los centennials– es devoto de marcas como Urban Decay o Givenchy, un balance entre el derroche y lo discreto.
Visto en macro, que la gen Z no sea seguidora de una línea o compañía en específico tiene su lado positivo. Esto permite que otros pequeños y medianos competidores florezcan en el ramo, dando como resultado el nacimiento de nuevos íconos, otros estilos de vida e incluso “océanos azules”, en el sentido de encontrar oportunidades desatendidas en el nicho, tales como la posibilidad de unificar la personalidad digital y real mediante el uso de filtros de realidad aumentada, para completar una experiencia de compra en ambas superficies.
“No tiene nada de malo usar y desechar un producto. Terrible sería que solo tuviéramos una opción y que no cumpliera su función”
“No tiene nada de malo usar y desechar un producto. Terrible sería que solo tuviéramos una opción y que no cumpliera su función”, apunta Cruz, quien afirma que, a diferencia de su juventud, para aprender estética y cosmetología había que pasar por un colegio o academía. En la actualidad, los principales exponentes de la industria comparten sus secretos por di- versos canales, brindando herramientas a quienes no tienen posibilidades. “Que figuras como Luis Torres o Priscilla Ono te cuenten cómo aplicar de forma correcta la base o agrandar los ojos es una bendición. Eso te permite jugar en casa, fallar y continuar. Inclusive los errores, sabiendo apreciarlos, son mucho más aleccionadores que los aciertos a la primera”, finaliza Cruz, que desde su puesto de National Makeup Manager forma los equipos de cada tienda que se abre en México, inyectándoles pasión por la creatividad, con la finalidad de que cada persona salga de tienda con algo más que un par de brochas nuevas. ★